viernes, 2 de agosto de 2013

DE BRUJAS Y CUEVAS, ZUGARRAMURDI




Qué bonito Zugarramurdi, no sé si más o menos que las cuevas de Urdax, Sara o esas de aquí al lado de Mairulegorreta, la cual, para todos los efectos, también tiene su historia de brujas y akelarres como suele ser el caso. Pero, es que hay mucho documento y literatura de por medio, los Baroja, tío y sobrino cada uno a su modo, aita Barandiaran y similares, novelas de machos cabrios y escobas supongo que una cuantas, también he leído alguna. Y el cine tampoco se queda corto, en su momento una ya olvidada Akelarre, creo que era de Pedro Olea, y en breve estrenarán la última de Alex de la Iglesia con un título imposible más explicito. Y así pues, cómo no va a acudir la peña casi que en manada a la cueva en cuestión, si hasta la toponimia del lugar contribuye al marketing, "Infernuko Erreka" (El Arroyo del Infierno). Pues eso, para llevar a los críos y que se pasen el rato mirando a todos los lados por si aparece la bruja y se los lleva al zulo donde les dije que los guardaban para cómerserlos, ñan, ñan, previo paso por la marmita. Anda que no se lo pasan poco bien ni nada los chavales con tanta parafernalia para turistas. Y sí, vale, el sitio espectacular, la cosa calcárea con sus arroyicos tiene su punto, no lo niego. Lástima que servidor con esto de la naturaleza no disfrute tanto como cuando visita la iglesia de Albi con su magnificencia arquitectónica y sus historias de cátaros, los cuales tampoco se quedaban cortos en cuanto a bacanales, leyenda negra y por el estilo. Soy más de entusiasmarme por lo que hace el hombre en unos pocos años que la naturaleza en millones; es mi problema, si lo fuera. Por lo demás, el chiste o comentario entre jocoso y malicioso sería de cajón a cuenta de dónde paran ahora las descendientes directas de aquellas brujas de la zona, si en la taquillera que te casca diez euracos por cabeza y ni siquiera te devuelve el saludo, y eso ni en vernáculo, o en uno de los baretos del pueblo donde casi hay que pedir perdón a la camarera de turno por sentarte a tomar unas cañas a eso de la media tarde. Lo sería, digo, pero no, no vamos a tira una vez más de cliché, prejuicio o paranoias personales, porque bien es cierto que por cada "sorgina" camuflada que te encuentras allí y en cualquier parte también lo haces con una "lamia" la mar de simpática y educada para lo vienen a ser baremos de esta época. Otra cosa es que, como bien dice mi señora, nosotros estamos mal acostumbrados al vivir la mayor parte del año es Asturias, y claro, ya el trato es otra cosa, allí sonreír o departir con el cliente, por el ejemplo, no implica una reclamación inmediata al patrón por plus, de peligrosidad o de lo que sea, allí les sale natural, sin esfuerzo, no te miran como a un bicho raro antes de decidirse incluso a dirigirte la palabra en plan "¿dónde coño habrán salido éstos...?" Aquí qué hostias, para qué vamos a negar lo obvio si el percal también lo tenemos en casa, en uno mismo incluso. Eso y que cuesta lo suyo o es que no se entiende, y conste que yo ya le digo a mi señora que una cosa es una "lamia" y otra una "xana·, forman parte del mismo legado mitológico occidental pero no sonríen igual, no tienen la misma sorna. Y se nota, vaya que si se nota, por eso a veces mi señora no las pilla, no, confunde brusquedad con lo que sólo es sarcasmo pasado por la cosechadora. Por cierto, qué suerte que fuera lunes y estuviera cerrado el museo, que estoy de ver exposiciones rutilantes y no de brujas e inquisidores hasta los mismísimos.

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