miércoles, 21 de agosto de 2013

SEGUNDO DÍA



Segundo día de la vuelta momentánea a la rutina. Segundo día de brega también con esos dos monstruos que hasta el doce del próximo mes no empiezan el cole. Una locura esto de atender a los críos, desayuno, baño, ocuparlos, regañarlos y separarlos cada vez que se zurran, limpiar detrás de ellos, hacer la comida, dársela y al mismo corregir dos trabajos en el ordenata, atender llamadas con sus gritos de fondo y también, porque para todo hay tiempo, entrefacebookear algún que otro comentario con gente que estimas y que te alegra la mañanica con su ironía y/u ocurrencias. Pero cansa, el nene jodiendo con la pelota o el otro con el pantalón por las rodillas y un rollo de papel higiénico en la mano, impiden concentrarse en las correcciones, que de lo otro ni me esfuerzo, y si a eso le sumamos que el wifi de los cojones va y viene como una novia mala de la adolescencia, pues eso, un cañazo. Y sí claro, mira que escribo pijadas, que lo sé, que me quejo por cada tontería, ¿todavía hay alguien que no sepa que es una pose?, angelicos, cómo si no supiera que hay gente con problemas de verdad y todos los que tú quieras. Pero lo hago en este descanso frente al ordenata tras haber puesto a hacer un pisto de urgencia una vez finalizado y recogido lo de los críos, que viene a ser cuando tu pareja te dice que de patatas a la marinera na de na, los mejillones y langostinos para otro día, tripón, que yes un tripón, que hay verdura que se va a pasar y a ver qué haces con ella, así que a pelar trocear y pelar como loco ajo, cebolla, pimiento verde, tomate, zanahorias, puerro y los calabacines del pueblín, con trocicos de jamón serrano para darle gusto, ahí échale también algo de caldo para que poche bien. Y lo hago para decirle al feisbook este preguntón e indiscreto que sí, que todo lo agobiante que tú quieras, súmale el calor que entra por las ventanas desde un quinto piso, y aún así qué gozada estar de vuelta a casa, en tu intimidad sin tener que rendir cuentas a nadie o mirar por dónde pisas, qué dices y para qué, como de bulto por la vida y poco más, mirando el reloj, cagándote en el calendario, disfrutando por fin de tu cotidianidad con sus inevitables altibajos y sobre todo de los críos, y también, también, esperando que tu "azukre koxkorra", expresión que no pienso traducir de puro ñoña, pero que es la que me viene a la cabeza y no otra, aparezca de un puñetera vez por la puerta para echarle los huevos al pisto y sentarnos a comer en plan a ver qué nos dicen hoy del Rajoy, Egipto o Gibraltar, que me da a mí que si me tomo las cosas de tan buen talante es porque con los críos en casa tampoco puedo bajar a tomarme un café con leche mientras leo el periódico y de ahí esta bonhomía, que no me la creo. Y si esto además de escribe y hasta se lee con el Blue Train de Coltrane de fondo, ya la hostia en verso.

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