martes, 27 de septiembre de 2011

COCINILLAS CUM LAUDEM


Hace ya unas entradas que blogueé mi "queja", por seguir el juego al nombre de este blog, acerca de lo que me inspiraba la presencia de Aduriz y compañía en el festival de Donosti a la par que las verdaderas estrellas del celuloide.

Pues bien, será que uno no tiene remedio de puro esquinado, envidioso, mal bicho, que fue ver y leer ayer en todos los telediarios y portadas lo de la inauguración del Basque Culinary Center y volvérseme a hinchar la vena del cuello de tanta mala sangre como bombeaba mi corazón de palurdo desconsiderado.

Lo primero que me dije fue, mira qué bien, ya tienen su chiringuito particular los Arzak, Subijana, Berasategi y compañía. Que bueno, si sólo fuera eso, pues que con su pan deconstruido se lo coman. Pero no, lo que me saca de mis casillas, claro que como si para eso hiciera falta gran cosa, no es otra cosa que la consideracíón como estudios superiores, gestionado por la Universidad de Mondragón, cuyo itinerario pedagógico está homologado con el Plan Bolonia y toda la hostia, que tiene la cosa. Vamos, que en esencia el baskekulinazenter ese de los cojones viene a ser una especie de facultad de la alta cocina, un coto de la excelencia culinaria con ínfulas universitarias y todo, el copón bendito adonde todo cocinillas profesional debería poder acudir algún día con el fin de lucir el correspondiente título universitario, que certificara su nivel de estudios y conocimientos a la misma altura que un ingeniero de caminos, un licenciado en medicina o un catedrático de literatura comparada.

Lo piensas y cuando recuerdas la jeta de infinita satisfacción de Arzak, Berasategi, Castillo, Roteta, Subijana y demás vedettes de la cocina patria, la mayoría de los cuales justo, justo, tienen el bachillerato, en seguida caes en la cuenta de que la verdadera razón que motiva el orgasmo de sus egos, no es tanto la satisfacción por el sueño cumprido de tener por fin su propio chiringuito en el que comerse la polla unos a otros a lo maestro, qué digo, genio, ilumínenos de nuevo con su técnica para hacer un huevo frito sin romper la cáscara, como el hecho de que la tontería mediática y filibustera que rodea todo este timo del tocomocho de la alta cocina les haya consagrado, a ellos, precisamente a ellos, que se han pasado toda la vida entre fogones y cazuelas, actividad en principio tan digna como cualquier otra, como catedráticos de lo suyo.

Así que estaban que no se lo creían. Aunque qué coño me digo, si ya se han tragado la milonga esa de que lo suyo es arte a la misma altura que un cuadro de Velázquez, una escultura de Rodin o un poema de Baudelaire, cómo no van a tragarse ahora lo de que su magisterio no desmerece el de un catedrático de física cuántica, biología molecular o antropología social.

No es para menos, ellos como individuos no son mala gente, salta a la vista, con la mayoría de ellos no te importaría irte de potes, con el Berasategi fijo que acabas echando unas jotas a los postres y el Adriá si se le entendiera cuando habla puede que hasta tenga gracia; otra cosa es que los pobres no hayan podido sustraerse del pringue medíatico que desde hace unos décadas impregna todo lo relacionado con su negocio por obra y grande de los mismos que un día te dicen que un retrete con un desatascador dentro es una obra de arte, Calatrava es un artista además de un chapuzas o que Sánchez Dragó es un escritor. Y no me estoy refiriendo a los críticos, al menos no en exclusiva, sino más bien a los que les pagan y les alientan porque han olido negocio, han echado cuentas y calculan que no tardarán en hacer caja con la debida campaña de publicidad directa e indirecta para hacer creer al personal que una tortilla desconstruida o un pincho de humo es el no va más del I+D, cuando no la reencarnación de mismísimo Miguel Ángel o Picasso con gorro de cocinero.

Por eso rechina toda la parafernalia que rodea lo del Basque Culinary Center (por no hablar de la paletada de titularlo en inglés como si por el sólo hecho ya estuviera condenado a ser cosmopolita que te cagas, no vayan a tener que aprender otros...), cuando la cocina siempre ha sido y es una de las profesiones más dignas que se pueden concebir. Cómo no va a serlo dar de comer al hambriento y de beber al sediento. Darles de verdad, no jugar a prestigitadores de los alimentos o científicos locos, vulgo alquimistas de fogones. Claro que ya puestos como todas las profesiones que no necesitan el refrendo de los críticos a servicio de los intereses de determinados grupos mediáticos para saberse dignas como la que más.

Pero estos del baskekulinarizenter te dicen que lo suyo va de I+D, y lo que te jode es que te lo vendan como si realmente irían a descubrir la fórmula para erradicar el cáncer de huevos o la vacuna contra la estupidez. Como si no hubiera investigación y desarrollo en otras profesionales, esas que hasta ahora se estudiaban en colegios profesionales, en la FP, porque no hacía falta más que lo básica para luego ya hacerse un catedrático de verdad en la brega diaria en el tajo. La hay en la peluquería para teñirle de rojo a una pava la pelambrera de arriba sin dejarla calva como hace décadas, en la jardinería para que las rosas te salgan ahora de colorines, en la electricidad, la fontanería, la mecánica...

Pero claro, lo de estos de la alta cocina es otra cosa, está a una escala muy superior, para empezar en la de aquellos ricachones snobs que pueden permitirse pisar sus locales para luego presumir de haberlo hecho y con ello contribuir a que ruede la bola a lo cuento del Traje del Emperador; menudo humo de mejillones me metí por el culo, oyes, em> para chuparse los dedos. Pues vale, que lo disfruten ellos que pueden y además se lo tragan. Ahora sólo toca esperar qué será lo siguiente, cuándo empiezan a ponderar las excelencias de la trabajadoras del amor y se inventan el concepto de "alta prostitución", pelanduscas de relumbrón que inventan la mamada a distancia o el beso negro deconstruido, que como lo hagan fijo que de aquí a unos años ya tenemos el Brasilian Whore Center o cualquier otra chuminada por el estilo.

1 comentario:

  1. La tontería que sufrimos en Euskadi con la gastronomía es como para hacérselo mirar.

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