martes, 6 de septiembre de 2011
MIERDA A PUÑADOS
Bendita crisis financiera esta que tanto vale para descubrir nuestras vergüenzas de país de pandereta e hipoteca incapaz de responder a sus acreedores porque no produce nada, antes sólo ladrillo, como para coartada de los que nunca antes se atrevieron a poner en tela de juicio las bases del siempre menguado, raquítico, ridículo, estado de bienestar que creíamos disfrutar como si fuéramos suecos, ¡ay que me parto!, pero que bien han hecho todo lo que estaba a su alcance para menoscabarlo, no duden ahora en hacerlo a bombo y platillo. Todo en nombre del recorte del gasto público, si bien ya dice más de un entendido que del chocolate del loro, como también suelen decir, y entre ellos más de un Nobel de economía suficientemente conocido, a favor de los intereses de esos mismos mercados que han provocado la crisis con su avaricia sin límite, preparando el terreno para la próximo ciclo económico de vacas gordas que volverá a dar irremisiblemente en otra crisis como ésta y vuelta a empezar.
Mientras tanto, y como a los grandes gurus de la cosa no solo se la trae floja, sino que incluso les complace porque así tienen más campo de acción, más carta blanca para sus tropelías economicistas, esas en la que el individuo ni siquiera es un número -eso los son los dólares o los euros- sino una molestia y poco más, la crisis sirve ante todo para cargarla sobre los hombros de los más pudientes, destruyendo empleo y oportunidades, destruyendo con ello el presente y futuro de millones de personas. Y como muestras ahí tienes a los presidentes de varias asociaciones regionales de empresarios aplaudiendo y hasta exigiendo que se le recorte todo lo posible al ciudadano corriente, que en tiempos de crisis a joderse, si quieres un médico o una buena educación para tu hijo te la pagas de tu bolsillo como hacen ellos, si no puedes eres un mierda, anda y busca un pico y una pala.
Y por si fuera poco, ahora se trata de arremeter contra los pilares del sistema de bienestar: la sanidad y la enseñanza. A los neoliberales cuyas políticas no conocen compasión alguna para con el hombre corriente, pura mercancía o sólo ya morralla cuando no se le puede exprimir todo lo que sería deseable, rentable, nunca les ha gustado que el Estado garantiza esos servicios básicos, universales. Ellos propugnan libertad para elegir colegio y hospital, la gestión privada como la más eficaz, el beneficio pecuniario como único objetivo. Pase que todo sea mejorable, que muchos métodos del sector privado bien podrían valer para lo público si sirven para aumentar su eficacia, que lo público adolece de más de una tara que debía ser corregida y ahí esta el actual concepto del funcionariado como la principal de ellos.
Con todo, lo público sigue siendo la base de una sociedad igualitaria y justa que no está dispuesta a prescindir de ninguno de sus miembros, que no condena a millones de ellos al ostracismo social como ocurre en otras latitudes donde impera el egoísmo ventajista como ideología, la convicción de que el que no puede sufragarse un médico o un colegio privado es porque no lo merece, allí donde la pobreza es una tara y no una circunstancia.
Pero estamos en crisis y la ocasión la pintan calva para los neoliberalotes. Un día cierran hospitales en Cataluña, casualmente siempre en barrios trabajadores, y otro sale Esperancita Aguirre insultando la inteligencia del respetable, y ya no porque mande cartas con faltas de ortografía a los profesores y encima acuse a éstos de haberla manipulado, sino porque pretende hacer creer al ciudadano común que una hora lectiva de un profesor rinde lo mismo que una hora de un secretario o de un funcionario de Correos, porque pretende hacer creernos a todos que los profesores sólo ocupan su tiempo en impartir clase y no también en preparar las clases, tutorías o cualquier otra actividad relacionada con el centro, que en esto, creanme, algo puedo saber como profesorillo del tres al cuarto que he sido. Y curioso, muy curioso, esta virulencia de Esperancita, Barcina (cuyo consejero insulta ya directamente a los profesores, que sólo le faltó ayer tratarlos de vagos y maleantes...) y compañía contra el profesorado. Puestos a desbarrar, puede que sólo a ilustrar, diría que nos retrotrae a los mejores tiempos de la derecha española cuando la emprendía contra los maestros porque según ellos inculcaban las ideas de democracia, libertad y progreso a los tiernos infantes, y sobre todo porque hacían competencia a la Iglesia en eso de adoctrinar a la infancia, y claro, eso no se podía tolerar, así España o se rompía o se volvía roja. Por eso ya luego durante la Guerra se encargaron de perseguirlos, que ser maestro y además en la zona nacional era como una condena a muerte segura, no era para menos, estaban en la lista desde el principio, los ejemplos los hay a miles, no a puñados, a miles.
En fin, es lo que hay, de lo que se encargan en propagar a los cuatro vientos los políticos de uno y otro signo aunque en realidad ya sólo sea el mismo, ellos y sus voceros de los medios empeñados en hacernos creer que las verdaderas preocupaciones no están en cómo y por qué pretenden desmantelar antes que nada lo que tanto sudor y lágrimas les costó a nuestros mayores para que luego vengan sus amiguitos y hagan negocio (mira tú el papel del Felipe con su nueva empresa en la guerra sin cuartel que tienen entre manos por lo de Repsol, mira tú también al Rato y su Bankia, qué rápido y qué fino va todo cuando se tiene el beneplácito de los que mandan y que además son tus correligionarios y amigos...), siquiera con el cuento de que con tal de que puedan hacerlo cualquier cosa vale, sino más en otras cosas como en difundir a toda costa y en todas partes, para que le quede bien claro al ciudadano medio con o sin trabajo que protestar es salirse del tiesto y, claro, de eso ni hablar, que no hay alternativa a la sumisión ciega a los mercados, que no se les puede regular -si bien en parte porque no les conviene, se les acabaría el chollo-, que lo de que funcionan como una ruleta rusa y que tarde o temprano algo habrá que hacer para racionalizar este desatino es un cuento chino de cuatro indocumentados, los tocacojones de siempre que ya se encargan ellos solitos en descalificarse porque por algo los tienen vetados en todas partes, en todas donde ya se encargan ellos de impedir que puedan tener voz, a ver si va a ser casualidad que la mayoría de los medios estén en manos de los amigos o cómplices de los que mantienen y disfrutan de este capitalismo ventajista y desalmado, de que los del 15M no son el síntoma de que el sistema no funciona como debería hacerlo sino una conspiración de los perroflautas a escala interplanetaria, de que España se rompe por culpa de los vascos de Bildu tal y los catalanes de la inmersión lingüística cual, porque nuestro hijoputa preferido, Gadhafi, ahora es nuestro facineroso otro tanto, porque... mierda, mierda y más mierda por todas partes.
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