miércoles, 4 de diciembre de 2013

LIBROS




Leía entre divertido y triste el post de hace unos días de un editor... de Miguel Angel de Rus, qué coño, acerca de su peripecia la semana pasada por las librerías madrileñas constatando la evidencia de que el gran éxito o reclamo editorial de la temporada no es otro que la cosa esa que le ha hecho el "teledivo" Boris Izaguirre a esa famosa y gran luminaria llamada Belén Esteban. No recuerdo muy bien si decía que le habían entrado ganas de comprarse una recortada o algo por el estilo, el caso es que hoy en la cafetería de San Claudio donde descanso de mi primera media hora de caminata tomándome un cafeto, me encuentro a toda la parroquia embobada con el Salvame de los cojones, porque hay que tener cojones para tragarse eso toda la tarde, y, siquiera la camarera, eso es lo que hay, yo documentales de la dos no he visto nunca puestos. Conste que ni me extraño, ni me escandalizo. Sería hipócrita hacerlo sabiendo lo que hay, y que no es otra cosa que millones de españolitos atontados mirando a la pantalla mientra el José Javier Vázquez se burla de un famoso, sus colaboradores los despellejan, los invitados se humillan o la Princesa del Pueblo berrea su ignorancia a los cuatro vientos, todo muy tonificante. Lo que hay porque servidor acostumbra desde hace años a darse un garbeo por la tarde y no falla, entras en un bareto y como haya una tele puesta, ahí tienes el Sálvame (y si te toca ingresar en un hospital con un compañero de habitación con mando de televisor, ya te puedes dar por jodido por mucho que te escondas entre libros o te pongas unos cascos para escuchar la radio del móvil, Sálvame, Sálvame...). 

El caso es que allí estaban los paisanos comentando la jugada o lo que fuera que se trajeran entre manos los tele-inquisidores del programa de Telecinco. No me pregunten el qué, yo estaba a la cosa local del periódico, cuando oigo a la paisana que lleva el chigre de San Claudio espetarle a un cantante venido a menos que salía en ese momento en la pantalla del televisor: "colo guapo que ye esi mozu, mira que dise con esa pelandusca, pero si nótase-y que namá va pol so dineru." Y entonces los paisanos junto a la barra, veteranos de la vida y eso, sabios a fuerza de tomar sus vinos a la misma hora, en el mismo bar y con la misma gente, y esto lo juro por lo que más quiero, van y rematan mis ya menguadas esperanzas en el futuro de la industria editorial con el siguiente comentario: "Dexa, dexa que-y pegue un par de polvos. Depués yá si eso qu'escriba un llibru pa cuntalo y sácase unos dineros."

Ni qué decir tiene que me he vuelto a casa desolado, derrotado y pensando en... ¿grabar un disco?

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