lunes, 15 de agosto de 2011

DOMINGO DE LLUVIA Y CULINES...


Domingo por la mañana ya en Oviedo, escapo de casa huyendo de la soledad que embarga el pido a la espera de que llegue la family antes del mediodía. Mañana encapotada como el último día antes de marcharnos. En la calle ni un alma, sólo un montón de pasquines en el suelo que ofertan carne humana, femenina, algo que sólo he visto aquí, publicidad puteril como el que vende coches o aspiradoras y que apenas es una manifestación mal del descaro con el que se publicita aquí el negocio del sexo en comparación con otras latitudes acaso más pacatas (sólo hay que acercarse de noche a Oviedo y ver las luces del maxiputi de Models que hay a la entrada para percatarse de la alegría con la que se mueve el tráfico este de necesidades de entrepierna); ni lo aplaudo, ni lo condeno, sólo lo constato para los que venimos de esas latitudes que decía más pacatas, como que en mi vida había visto una valla publicitaria anunciando un puticlub desde el Bidasoa a la Castellana de Madrid.

En todo caso, camino por la calle de la Lila para comprar la prensa en el kiosko de Salesas y apenas me encuentro otra cosa que no sean señores maduros, mucho, prácticamente jubilatas y solos. Reparo entonces en los pasquines esparcidos a esgaya (a tutiplé) por el suelo, y veo que las mozas publicitadas son en su mayoría mulatas bien alimentadas, de esas que hay por dónde coger (en su doble sentido peninsular e hispanoamericano...) y que por lo general coinciden con los gustos de los señores entrados en años; nada extraño si tenemos en cuenta que son los que más de cerca vivieron la Posguerra y todo el hambre que hubo entonces...

En cualquier caso, como voy solo y rodeado de otros individuos solitarios y maduros que parecen deambular sin rumbo revolviendo entre los pasquines, una sensación rara de ahogo me invade y casi me entran ganas de gritar ¡TENGO PAREJA E HIJOS, DEJAD DE MIRARME CON CARA DE COMPLICIDAD, PANDILLA DE SALIDOS! Que ya, que sí, que lo uno no quita lo otro, pero por si ascaso...

Luego ya tomando el café en Salesas, la sensación de ser un chimpancé enjaulado o un palestino detrás del muro que los israelíes han levantado porque los tienen como tales, como chimpancés, digo. La calle está en obras como media España en agosto, dos vallas metálicas separan ambos lados de la zanja y si te sientas como servidor en una terraza, la de El Tizón en mi caso, imposible no sentirse como acabo de escribir.

Ya sentados hojeando el periódico y sorbiendo el café, dos señoras también de avanzada edad que le dan al palique a mi lado. Dice una de ellas que de lo que lleva de verano ha cogido un moreno de lo más molón, que se siente como nunca, pura bomba sexual o casi. La miro de la reojo y no puedo evitar una mueca de disgusto. ¡Señora, si tiene la edad de mi madre!

Y para colmo, quién sabe si para recordarte que estás de vuelta a Asturias, también conocida como Rainland u Orbayulandia, se pone a llover. Menos mal que en ese momento me llama Amaia para decirme que aceptan la invitación que les hicimos el viernes y se van a acercar desde Ribadesella para que les demos un garbeo por Oviedo.

Así que espero a que llegue mi family y vamos a su encuentro. Lo antiguo de Oviedo es pequeñín pero muy coqueto, gusta a todo el mundo con su arquitectura tan particular, tan coquetilla y tal, y sus placitas, del Fontán, de Trascorrales, del Paraguas, su ambiente de mercado en domingo, sus culines de sidra.

Luego ya comiendo al lado de casa, Amaia que se nos tajó con la sidra, con lo que eso significa en su casa, que si no cantó la Carrera del Cerdo fue de milagro, anda que no tuvimos que hacerle pocos cafés ni nada en casa, eso que conducía Apa. En fin, eskerrik asko berriro lauroi etortzeagatik eta hurrengora arte.

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