miércoles, 31 de agosto de 2011

TORTOLITOS ENTRE LAS ALMENAS



El Palacio de los Reyes de Navarra en Olite fue mandado construir por el rey navarro Carlos III El Noble en el siglo XV como ampliación del castillo que ya había en la villa. Se trata de una construcción con carácter cortesano, donde los aspectos residenciales prevalecieron sobre los militares (defensa).

Uno de sus principales encantos es el aparente desorden de su diseño. Esto se debe a que su construcción nunca se afrontó como un proyecto "de conjunto", debiéndose el resultado final a las continuas obras de ampliación y reformas que se sucedieron durante siglos, aunque la mayor parte de las obras se realizaron entre finales del siglo XIV y principios del siglo XV. El entonces rey de Navarra, Carlos III "El Noble", decidió convertir el palacio existente en sede real permanente y dotarla de todo el ornamento propio de éstas.

El conjunto formado por sus estancias, jardines y fosos, rodeados por las altas murallas y rematados por las numerosas torres, le confieren una espectacular y mágica silueta. En su época, llegó a ser considerado como uno de los más bellos de Europa.

Servidor, que lo ha visitado en varias ocasiones, no ha podido sustraerse nunca a la fantasía o tontería que acostumbra a embargarle en este tipo de sitios con tanta solera histórica. Así pues, siempre que he recorrido sus estancias y paseado a lo largo de lo alto de sus muros, mientras me recreaba con las vistas de la vega del Cidacos y el horizonte inmediato de la tierra media y el de la ribera al fondo, también solía imaginarme al rey Carlos paseando por ese mismo escenario de la mano de su señora Leonor de Trastamara, hija del rey Enrique II de Castilla con el que había batallado por culpa de los planes del primero para recuperar la Rioja. Imaginaba a la pareja real como dos tortolitos enamorados, que fue en lo que se convirtieron según las crónicas de la época más allá del mero compromiso político-estratégico de su enlace. Dos tortolitos que en esos días de tórrido verano de la zona media navarra disfrutaban de los atardeceres desde lo alto de los muros del palacio, quién sabe si soñando con una Navarra que sería siempre foral e independiente o también en el día en el que el Viejo Reyno recuperaría los territorios occidentales arrebatados en su momento por los pérfidos españoles.

Pues bien, ahora resulta que por culpa de una alcaldesa belga y su marido ya nunca más podré imaginarme tan tierna y evocadora escena. Ahora cuando vuelva a visitar el palacio de Olite no podré quitarme de la cabeza cierta escena en la que lo más probable es que aparezca el rey Carlos, no ya cogiendo caballerosamente la mano de la reina, sino más bien...


En fin, no tiene poca guasa ni nada la noticia de la alcaldesa y su apretón estival. Claro que tanto o más que la del redactor de ese inefable periódico llamado EL MUNDO cuando dice: El Palacio Real de Olite fue la corte de los Reyes de Navarra hasta la unión con Castilla (1512) ¡LA UNIÓN? Anda majo y corre a coger un libro de Historia porque se te ha pasado por alto, o puede que no, que lo hayas escrito con toda la intención del mundo, no en vano trabajas para el periódico que todavía insiste en que lo del 11M fue culpa de ETA y Zapatero, que de unión nada de nada; en 1512 el Duque de Alba entró en Navarra con un ejército y la conquistó a sangre y fuego, y mira si no fue voluntaría la "unión" esa que dices, que todavía en dos ocasiones más tarde los navarros intentaron expulsar a los españoles -en la última incluso lo lograron por un breve espacio de tiempo hasta ser derrotados por las tropas imperiales de Carlos I en Noain- y restaurar en el trono a sus legítimos dueñoooooooos.

*había pensado colgar el vídeo entero del coito de la alcaldesa belga y su pareja, pero hay un momento en el mismo en el que el tipo hace una cosa muy rara con la mano. Así que me he dicho que ni hablar, demasiado para un descendiente directo del infante Ramiro de Navarra y por lo tanto tambíen del mítico Sancho El Fuerte.

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