sábado, 28 de mayo de 2011

CONSORTE CON VERDADERA SUERTE


Mira esta foto de las consortes de los jerifaltes del G8, majas están todas. Y la Bruni la más potxola de todas en su papel eterno de centro de atención. Ahora hasta tiene la barriguita con un bebe en camino para que las demás peguen la hebra sobre potitos, pañales, caquitas, sobre a quién saldrá el retoño, si a su estilizada mama o al retaco de su padre. Qué bien que las señoras ya tienen tema de conversación mientras los mariditos se aplican a arreglar el mundo. Y ahí están las cámaras para inmortalizar la insoportable levedad de la condición de consorte, de la eterna condición femenina en suma, pues por mucha paridad y mucha hostia, muchas décadas de feminismo al pie de cañón en pro de una sociedad verdaderamente igualitaria, siquiera sólo menos sexista, menos de roles convencionales y así, ahí estaban las señoras acompañando a sus supercaris, dejándose retratar para la posteridad en el papel que les tiene designado el destino, que ya se sabe, ellas poco más que una prolongación de sus cónyuges, los que de verdad llevan la voz cantante, ellas sólo a figurar, no es que no tengan vida propia, siquiera una intensa e independiente vida profesional o por el estilo, es que no le interesa a nadie, y si no ya se encargan los asesores de sus señores de meterlas en vereda, venga chicas, a sonreír, a lucir modelitos, que se os note cercanas, señoronas como Dios manda, el pueblo quiere ver en vosotras a sus madres, mujeres como las de antes, mujeres devotas de sus mariditos, mujeres complemento...

¿Y el marido de Ángela Merkel? Dicen que se quedó en Berlín, que anoche lo vieron en un local de la Oranienburger Strasse tomándose no sé cuántas jarras de cerveza, que se puso tan contento de poder quedar una noche a solas con los colegas que hasta le entró a la salida a uno de los travestís que hacen la calle, hasta decía que iba a hacer gaupasa (chupar del frasco hasta el amanecer..), romper no se cuántas farolas a pedradas y mear en el Spree desde lo alto del puente Oberbaum. Para una vez que Angy se va de viaje de negocios no se va a quedar en casa encerrado el pobre hombre...

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