viernes, 6 de mayo de 2011

THE EYE OF THE LEOPARD


Este es uno de eso libros que me siento obligado reseñar, siquiera sólo muy por encima para no extenderme en exceso, porque ha cumplido y con creces las expectativas de lo que uno espera en los libros; entretener y aprender. En THE EYE OF THE LEOPARD el afamado escritor sueco Henning Mankell cuenta la historia de un ciudadano sueco trasplantado a las remotas colinas de un ignoto país africano, Nother Zambia, allí permanecerá varios años al cargo de la granja de unos amigos que resultan misteriosa y escabrosamente asesinado. De este modo, la mentalidad escandinava del protagonista y la muy particular idiosincrasia africana chocaran irremediablemente en medio de un clima de creciente violencia entre los naturales del país y aquellos que éstos llaman colonos.

Como en otras novelas de temática africana, sin lugar a dudas el territorio literario en el que Mankell más aprovecha para alejarse de la novela negra que lo ha hecho famoso y en el que puede dar rienda suelta a su pasión por el continente negro y su visión poco o nada complaciente con lo que encuentra allí por parte de todos sin excepciones, el retrato que el sueco hace del continente no tiene nada que ver con el romanticismo a uso del viajero europeo que se congratula de poder disfrutar de un escenario y unas gentes tan exóticos. Mankell cuenta historias de europeos en África que expiran sinceridad por todos los poros y resultan fidedignas desde el primer trazo, no importa lo crudo o absurdo que pueda parecernos a veces el relato, cinematográfico incluso. Y lo mejor de todo, que lo cuenta sin recrearse en los floripondios descriptivos o antropológicos a los que acostumbran tantos escritores que se acercan al continente con la boca abierta, incapaces de abarcar con su pluma todo lo que les inspira éste o dejándose llevar de lleno por el irresistible atractivo de lo exótico. Mankell no lo hace porque tiene el oficio de narrador que ha demostrado en su exitosa serie del comisario Wallander, por eso sabe que todo el inevitable exotismo de África, sus inevitables claroscuros y el encanto, o todo lo contrario, de su gente, acaba subiendo a la superficie a medida que avanza el relato y lo que resulta es otra visión sumamente crítica de su presente y su pasado, luego ya que cada cual señale con su dedo a los culpables o lo que quiera. Lástima que estos libros de Mankell, mucho me temo yo, no vayan a tener la atención que debieran como verdaderos testimonios de la realidad contemporánea de esa África que él conoce y padece buena parte del año, que como mucho sean consumidos por los seguidores de su exitosa saga por esa cosa tan retorcida como estúpida de que un escritor de género nunca puede serlo también con mayúsculas y punto, como que no hay poca tontería ni nada en este mundo de las letras y todo lo que lo rodea.

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