No es el fútbol, ni ningún otro tipo de deporte de equipo donde aprendes que eres uno más en el equipo, que el resultado final depende tanto de que hagas bien tu parte como que lo hagan los demás, que aprendes que si Messi o Paul Gasol son los mejores en lo suyo lo son también gracias a que sus compañeros se lo permiten, no es el fútbol que cuando es bueno y bello es uno de los mejores espectáculos que puedes ver.
No es el fútbol ni ningún otro deporte de equipo, es lo que les rodea, las pasiones que levantan y que enloquecen a algunos, es la coartada de unos pocos imbéciles y fanáticos, lo más brutos de la manda, para dar rienda suelta a la violencia ciega o sólo sectaria, cuando no única y exclusivamente la manipulación de terceros para sus intereses.
Y además es algo muy puntual e intrínsecamente relacionado con los cambios que están viviendo en Egipto, algo que huele a sembrar el caos para que el ciudadano de a píe mire hacía los de arriba buscando protección contra tanto libertinaje, que es lo que trae la libertad cuando no la administran los de siempre, eso quieren que crean. Y por eso también es algo que recuerda a los asesinatos de los abogados de Atocha, Montejurra o Vitoria durante la Transición española.
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