martes, 1 de noviembre de 2011

PINTAMONAS 5 (SÍNDROME BRUGUERA Y FORGES)




Como con todo, antes de hacer las cosas medianamente bien, acaso sólo pasables, hay que practicar la tira. Yo lo hice desde muy pequeñito, robando horas a jugar en la calle o a la caja tonta. A decir verdad, y viendo estas historietas de muy pero que muy mocoso, creo recordar que si empecé con ellas no fue precisamente por pujo artístico alguno, sino más bien porque era un consumidor desaforado de Mortadelos y Filemón, Zipi-Zape, Anacleto, Inspector Tim O´Theo, Las Hermanas Gilda y en general toda la factoría Bruguera que aparece en una preciosa película que vi hace poco con Santiago Segura en el papel del Gran Vázquez, el padre de las Gilda, Anacleto, el abuelo Celolleta y su propio sosias.

De hecho, me temo que lo que siempre he querido ha sido contar historias, las mismas que leía en los tebeos que me compraba todas las semanas mi viejo en la vieja Beyena de la calle Gorbea cuando todavía vivíamos en la Avenida. He ahí la razón de que el trazo de estas historietas sea tan tosco e ingenuo, esto es, personajes de grandes narices y un humor a la altura de un puto crío de 8 o 9 años, y sobre todo de que aparezcan tantos curas de los que intentaba hacer mofa y befa, o lo que fuera aquello. Aunque, a decir verdad, si algo me influía en aquellos días eran sobre todo las viñetas de los periódicos que trataban de política y que devoraba leyendo los números atrasados de la semana de EL PAÍS que dejaba mi tío en casa de mis abuelos, los de EL CORREO de mi abuelo, y algún que otro EGIN que también aparecía por ahí.

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