domingo, 12 de junio de 2011

IL RAGAZZO DELLA VIA GLUCK



Ayer sábado de vino y risas, mucho vino, quizás demasiado. Una mañana preciosa de campo, de jardín más bien, y comida con chuletillas, morcilla y jiji-jaja con unos amigos, estuvo bien. A la noche, en cambio, el infierno sobre la tierra, el demonio en forma de puto crío de año y pico que se despertó a gritos en mitad de la noche y ya no paró. No había manera de calmarlo, ni con bibe de leche, agua o nanas de su madre, al final papa lo tuvo que pasear por la casa en cochecito a él y mi resaca. Qué tortura, berreando hasta las tantas y menos mal que la medicina le hizo efecto a eso de las siete de la mañana, total que hoy domingo todo el santo día con un agotamiento físico y existencial a las espaldas, para el arrastre, y así ha salido uno de casa para el garbeo con vermute dominical por lo Antiguo, que encima estaba a rebosar de bandas de gaiteros, con lo bien que le siente a la resaca esa música...

En fin, tarde de domingo, de tedio más que descanso, recién llegado del parque con los nenes, un sin vivir detrás del enano el puto rato y el otro menos mal que va a su bola. Menos también que nos queda la música cuando la cabeza no da para más, que se te cae todo de las manos de puro espeso.

Y como ya he advertido que bloguearía una de mis más recientes perversiones musicales, ecolá, a mis cuarenta y pico tarareando canciones de Adriano Celentano, el mito de la canción ligera italiana, el prototipo de spaguetti desgarbado, pichabrava, golferas y simpático que todavía las encandila a todas y gusta a todos, hoy en día patrimonio vivo de su país, que es abrir la boca por la RAI y echarse Belusconni a temblar. Pues eso, son tantas las canciones para elegir, hay tanta horterada sonora por ahí y aún así con tanto encanto, un repaso cronológico por youtube de su carrera da para hacerse una idea de que, al menos en la canción ligera italiana, tampoco cualquier tiempo pasado fue mejor. Con todo, cuanto más en blanco y negro son los vídeos mejores son la canciones, como que ya son clásicos. Creo que Il Ragazzo della Via Gluck resume a la perfección cosa que io ho detto.

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