miércoles, 8 de junio de 2011

ISLANDIA


Islandia, tierra de hielo, isla remota a cuatro pasos del polo norte, todo glaciales y volcanes, a quién se le ocurriría ir a vivir allí, seguro que a alguien que huye, que se esconde, como sus primeros moradores vikingos, a la procura de una nueva vida como hombres libres, lejos de las cadenas de sus reyes escandinavos, empezar de cero como la verdadera democracia más vieja del mundo, un parlamento o Althing de hombres libres y valientes, de allí salieron a descubrir y poblar Groelandía, los primeros europeos en llegar a América, Vinland -tierra del vino- fue el nombre que le dieron. Luego les tocó sacarse de encima el yugo de sus parientes noruegos y daneses, bregar con la ingrata tierra que les rodea, contra la pobreza endémica de la misma. Hasta no hace mucho que, de repente, como quien dice de la noche a la mañana y por obra y gracia de la alquimia financiera y legal, se convirtieron en el país de mayor renta per cápita de planeta, por poco, durante poco más bien, su Valhalla aquí en la tierra. Un espejismo especulativo que les hizo concebir una nueva época de conquistas, si bien ahora ya no surcaban los mares a bordo de sus drakkars, ahora eran los aviones transoceánicos que surcaban los cielos con sus banqueros y los altos ejecutivos de sus empresas a bordo. Llegó la crisis, la pirámide del engaño de cayó, otra vez de la noche a la mañana en la miseria o casi, los clientes estafados de sus bancos llamaban a las puertas, el Reino Unido y Holanda, los mayores afectados, amenazaban con no dejarles levantar cabeza si no pagaban a sus nacionales, el país había tocado fondo.

¿Qué hicieron? Dejar que los culpables, sus bancos, fueran a la quiebra, se lo habían ganado, apretarse el cinturón y hacer los recortes necesarios sin renunciar por ello a su sistema de bienestar, a su acendrado espíritu comunitario y solidario que impidió que el drama pasara a tragedia. Todavía más, giraron a la izquierda para afrontar el temporal, el pueblo primero, luego ya los acreedores, si hay con qué, por supuesto, si no qué se le va a hacer, aquí todos jugaron a la codicia, la prioridad es la gente, ellos lo saben, por eso también han llevado a los tribunales a los responsables políticos del desastre, los que ocultaron datos o mintieron sin más, es un país luterano y el que la hace la paga, no se premia a los sinvergüenzas con nuevos cargos y mucho menos se les envidia, atentar contra la comunidad es la mayor de las ignominias, les viene ya de su pasado vikingo, siglos de resistencia contra las adversidades, no importa que sean los elementos o el FMI, no importa que los famosos y misteriosos mercados los maldigan y desprecien por no haberse sometido a sus dictados, por no haberse puesto a sus pies como Grecia, Irlanda o Portugal, por ir a su aire, por hacer todo lo contrario de lo que les exigen para volver a ser explotados por los mismos, por darle prioridad a su gente antes que al dinero, por estar remontando pasito a pasito, saliendo de una crisis con paso lento pero firme, por el ejemplo que dan al resto del mundo, no tienen vergüenza, son unos estúpidos paletos devoradores de salmón ahumado que tarde o temprano lo pagaran caro, una isla repleta de peligrosos radicales perroflauta con cuernos, habria que borrarles de la faz de la tierra, que erupcionaran todos sus volcanes a la vez... ¡uy no!, lo que faltaba, que encima cuando lo hace se echa a temblar el mundo, no se puede coger un avión, nos entra canguelo, a ver si van a aparecer una vez más de entre la nube de ceniza los nuevos drakkars con sus vikingos, ya lo decían antaño las oraciones de los habitantes de esta parte de Europa que baña el Atlántico: “Prótegenos, oh, Señor, de la ira de los hombres del norte”.

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