miércoles, 22 de diciembre de 2010

DE OLENTZEROS, TRONCOS Y BANDERIZOS...


Llega la Navidad y como cada año también la querella acerca de las tradiciones, que si está sí, la otra no, nuestra, tuya, de ellos, yo pongo el Árbol y tú el Belem, el payaso de la Coca Cola, los únicos emigrantes de oriente que no llegan en patera. Y en el terruño más de lo mismo a cuenta del Olentzero (no estoy al tanto si la Barcina ha mandado ya a los munipas a requisar y/o multar los Olentzeros de las diferentes asociaciones de vecinos pamplonicas por incitar al separatismo rojo-ateo filoetarra o lo que fuera que alegue la señora alcaldesa...), que aquí, como en casi todo, cada uno según su bandería, el nacionalista, o vasquista a secas, pujando porque el carbonero navarro (ya que no lo quieren en el viejo Reyno...) se imponga a toda costa, los más tradicionalistas, ahora reconvertidos en masa en constitucionalistas demócratas de toda la vida, que si es otra de las intolerables imposiciones del nacionalismo vasco, que ellos fieles a los Reyes Magos porque en sus casas no se conoció otra cosa y además no están como para abrirse a nuevas tradiciones porque las suyas, faltaría más, son mejores y más auténticas. También los hay, cada vez más, de los que se pirran por la impostura cosmopolita, cosa de haber viajado un par de veces a Londres, los que tienen pelas puede que hayan pasado una semana en Niuyor y de ahí las ínfulas, otros ni eso, estos son de Papa Noel o Santa Claus -los más pijos le dicen tal que así, "Santa"-, déjate de caseros asilvestrados o monarcas casposos y súbete al carro de la globalización, o lo que es lo mismo, todos cortados por el mismo patrón.

En fin, triste constatación anual, otra más, del prurito banderizo que todo lo abarca allí en... ¿País Vasco?, ¿País Vasco-Navarro y de acuerdo con Merino Urrutia y compañía también Riojalteño?, ¿Euskadi con o sin z sabiniana?, ¿Euskal Herria?, ¿Vasconia?, ¿Vascongadas?, ¿Provincias Exentas?, ¿Paraiso Foral? ¿Reyno de Navarra uno, grande y libre? ¿Ex-Islote Vatikanista? ¿Euskal Shangry Lá? Joder, joder, si es que es tocar el tema y desvariar al instante...

El caso es que los hay y muchos que menos sumar cualquier cosa, de ahí que al viejo carbonero ni agua, y no tanto por lo de la tradición o lo que sea, por qué será que el "Santa" no les provoca los mismos sarpullidos, como sí lo hace el otro por vasco en exclusiva, por ser de esos que quieren ir de vascos a todas horas. Por vasco o "ir de vascos" en el propio País Vasco, pero es que de entre las increibles chifladuras de la que consta la verdadera idiosincrasia contemporánea del paisito, la más paradójica de todas ha de ser esta de negar lo propio si así lo dicta el bando de cada cual (sin olvidar que para alguno de estos tradición es lo que conocieron de pequeños en exclusiva, esto es, en época de Paco y para de contar), de procurar desconocerlo a toda costa incluso, de creer que siempre el vecino es más o menos vasco que uno como si el hecho de nacer o vivir en un determinado rincón del globo no fuera ya suficiente para ser considerado de ahí sin más, por accidente más que nada. Pues no, toda la vida sometidos a un ranking de vasquitud según le pete a cada cual o, méjor dicho, el estado de ánimo del nazi de turno.

Así pues, claro que el Olentzero que todos conocemos hoy en día es un personaje inventado, más bien adaptado a las necesidades de las navidades actuales, un remedo con txapela y poco más de Papa Nöel, otro que añadir al gremio de los repartidores de juguetes tan pródigos por estas fechas. Digo bien que adaptado porque tampoco surge de la pura nada, sino de una tradición que el tiempo o lo que fuera circunscribió a determinadas zonas del territorio vasco-navarro. De esta guisa habría que hablar de una tradición arraigada en las montañas de Navarra y Guipúzcoa, y partes de Álava cuyo origen parece estar en la zona de Lesaca se ha popularizado en el País Vasco, Navarra y el País Vasco francés desde las últimas décadas del siglo XX por lo que actualmente está considerado como parte ineludible de las Navidades en todos los territorios de cultura vasca. Así de simple y sin que Ibarretxe y compañía hayan puesto nada de su parte por mucho que le joda el argumento al indocumentado de turno.

El Olentzero es un carbonero que se representa como un hombre grueso, desarrapado, manchado de carbón, de buen comer y borrachín. El Padre Donostia lo describe como "cabezón sin inteligencia" (buruhandia, entendimendu gabea) o "puerco barrigudo" (urde tripaundia). Su singular característica es que vive aislado de la sociedad dedicado a hacer carbón vegetal en el bosque gustándole comer y beber bien y cada invierno baja de las montañas a los pueblos. En la localidad Navarra de Betelu se decía en la antigüedad que tenia 365 ojos.

Hay constancia de la existencia en el territorio vasco-navarro de la conmemoración del solsticio de invierno y el renacimiento de la naturaleza y del sol. En esta línea, el aspecto desarrapado, descuidado y viejo del personaje simbolizaría el tiempo pasado y su quema, manera habitual en la que terminaba el pasacalles del día de Nochebuena, representa la destrucción de toda relación con el "tiempo viejo" y el recibimiento de un nuevo tiempo. El paso de un tiempo que ya muere a uno renovado y lleno de vida, en palabras de J.M. Satrústegui, "supone dejar el camino libre al año que llega".

Esta hipótesis esta relacionada con costumbres locales similares. En Álava, Navarra, La Rioja y la comarca burgalesa y vecina de La Bureba el día anterior de Nochevieja viene un hombre que tiene "tantos ojos" como días del año y el día de Nochevieja "tantas narices" como días del año. En Larráun (Navarra) denominan al Olentzaro "el hombre de los 366 ojos".

Así pues, parece ser una tradición que en el pasado estaba más extendida de lo que estuvo hasta hace poco, una tradición que seguramente diferiría de un lugar a otro, pero de la que, aún y todo, esto es, con el tiempo transcurrido y la inevitable uniformización de las costumbres, todavía quedan algunos restos, muchos de ellos sin salir de mi provincia.

De este modo, la tradición del Tronco de árbol que en muchos pueblos de Euskal Herria se coloca en el fogón por Nochebuena se llama Gabon (Navidad en euskera) en Trespuentes y Porrondoko en Agurain. Según Barandiaran, ”...el “Porrondoko” es un tronco de árbol que en muchos pueblos colocaban en el fogón de Gabonzuzi (Tea de Nochebuena) en algunos hogares de Laudio y Agurain ardía hasta Gabonzar o última noche del Año, mientras la familia hacia Gabon recordando alegremente la natividad de Cristo, adquiriendo virtudes especiales cuando amenaza tempestad, el “Porrondoko” vuelve al hogar y al encenderse de nuevo, la desarma, desvanece y conjura” (año 1922).

Relacionada también con la cosa esta del solsticio de invierno encontramos que en varios pueblos de Alava se hacen las fogatas por Nochevieja, las cuales representan el año que se acaba, mientras los niños cantan, el ERRE PUI ERRE (erre ipurdi erre) a quemar el culo a GALERRE, como ocurre en el barrio de la Madura de Agurain la noche del último día del año.

Y ya para terminar tras haber intentado abrumar lo justo con la pedantería propia de estas fechas (yo es que mientras cuido a los niños por la tarde me aburro mucho, eso y que Euskonews ilustra que es un primor... seguro que a alguno le interesa), solo queda mencionar la tradición conservada hasta hace muy pocos años en algunos de los caseríos de los barrios agrícolas que rodean la Villa medieval de Agurain como los de La Madura, San Jorge, San Juan, San Martín, Arrizala, etc. así como en algunos pueblos cercanos de la Llanada, como Okariz, Munain, consistente en de lanzar desde la ventana la última noche del año el agua que quedaba en las jarras o cantaros y al amanecer de la mañana del primer día del Año, ir a recoger la nueva agua que brotaba de las Fuentes de cada Barrio, fuentes de Santa María, San Juan, etc.

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