miércoles, 18 de enero de 2012

EL CURA DE MOREDA


Por una vez, y sin que sirva de precedente, que se dice, estoy de acuerdo con un cura. En concreto con el párroco del concejo asturiano de Moreda cuando dice eso tan bonito de que "la Iglesia no es un super de sacramentos". Y tiene toda la razón el buen hombre de quejarse porque unos padres de su parroquia se niegan a cumplir con la norma establecida por la Diócesis de Oviedo para poder hacer la comunión: «ponemos como condición que los alumnos del catecismo vayan los domingos a misa, puesto que nos parece una parte muy importante para su formación».

No sólo le doy la razón, sino que ya puestos hasta me solidarizó con él frente a esta gente que se toma con tanta frivolidad su trabajo como sacerdote, que en realidad lo desprecia.

La verdad es que también me da algo de pena, pues, bien sea por ignorancia o por un apego desmesurado a sus convicciones, siquiera a un elevado sentido del deber, no parece ser muy consciente, o acaso no quiere serlo, de que en los tiempos que corren su negociado es poco más que un ejemplo prístino de la frivolidad que caracteriza a nuestra época. Una época en la cual, y más que nunca, lo que menos importa e interesa ya no es cumplir cumplir con los preceptos de la religión por el qué dirán, qué decir de la profesión de fe sincera para los que crean en esas cosas, puede que ni siquiera cierto miedo atávico o pudor social a ser señalado como persona que no cumple con dichos preceptos como, por otra parte, solía ser moneda común hasta no hace mucho, sino simple y llanamente la jarana, el festorro, la bacanal en familia, que sucede a eventos como la boda por la iglesia o la comunión del niños, ocasiones únicas para exhibirse socialmente, reunir a propios y extraños alrededor de una mesa con una excusa tan vana, nimia, recurrente, como un sacramento que ha perdido todo su sentido. Los hay que hasta se indignan porque el cura se haya atrevido a privar a sus retoños de un día tan especial como el de la comunión, no lo entienden, no lo ven ni justo ni cristiano, ¡a ver qué tiene que ver eso de la comunión con la Iglesia!, puede que hasta se les antoje un ejemplo más de la perfidia de los curas, esos que de un tiempo a esta parte sólo aparecen en noticias que los relacionan con la pederastia consentida y encubierta desde Roma, con tanto despido improcedente a cargo del Estado, tanto desalojo o desahucio cristiano de esa peña de desharrapados que ahora no puede pagarles la renta de sus pisos o locales, jodidos pobres, tanta intolerancia hacia el diferente, ya sea homosexual, madre soltera, científico especializado en el estudio de las células madre o lo que sea, tanta denuncia del fornicio indiscriminado y por ende de la decadencia definitiva de los valores de Occidente vía preservativo. Vamos, que seguro que para esos padres tan modernos y prácticos de Morera el cura de su parroquia debe ser lo más parecido a un talibán que tienen a mano por el sólo hecho de que el pobre hombre ha tenido la mala ocurrencia de recordarles de qué va eso de ser cristiano, siquiera ya sólo en lo básico: parecer que lo eres.

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