viernes, 20 de enero de 2012

THE WIRE


Llevo un par de días desnortado, como si todo ya me diera igual, que no le encuentro mucho sentido a esto de seguir viviendo. Y no, no se trata del malestar que me aqueja y me mantiene a casi cuarenta de fiebre, en un charco de sudor permanente, tampoco la bronquitis del pequeño, si bien en sus estertores, y lo que sea que ha cogido el mayor con sus también casi cuarenta de fiebre. No, tampoco la crisis con sus recortes, la crisis del libro en particular, la crisis de los cuarenta o la de la Casa Real.

No, nada de eso, se trata de que hace unos días acabé de ver la quinta y última temporada de THE WIRE, la mejor serie de televisión de todos los tiempos sin el menor atisbo de duda o exageración, que lo dije alguien que echaba pestes de la mayoría de las series por puro aburrimiento, que no soportaba ni CSIs, Bones, Sharks, Houses ni hostias en vinagre, y de las españolas, mejor ni hablamos, como mucho el día que dejen de ser un mero desfile de yogurines de moda con evidentes problemas de dicción.

Cinco temporadas de historias entrecruzadas de polis, camellos, drogatas, currelas, políticos, periodistas. Todas ellas ambientadas en la ciudad norteamericana de Baltimore, verdadero retablo humano no sólo de la realidad urbana norteamericana, sino en general, y haciendo bueno una vez más el principio pessoaniano de que cada uno ve el universo desde su aldea, poco importa el tamaño de ésta, de todo lo que tiene que ver con el ser humano desde el principio de los tiempos; la lucha entre el bien y el mal, la vida, la muerte, el amor, el odio, la venganza, la justicia, la política, la mentira, el..., en resumen, lo relativo de todo lo que atañe al ser humano.

Verdadera trama negra, donde lo policíaco sólo es una excusa para trazar un retrato de cualquiera de los aspectos o miembros de la sociedad. El que quiera saber más de THE WIRE, esto es, cualquier persona con dos dedos de frente, ya sabe, a tirar de wiki o google. Por mi parte decir que hacía tiempo, mucho, pero mucho, mucho, demasiado, ya apenas veía el telediario y me ponía a leer sin hacer caso a la pantalla, que no me enganchaba a una serie de la manera que lo he hecho con ésta, a dos y tres capítulos de una hora por día, que no veía una serie tan completa, tan bien hecha, con unas tramas tan bien trabadas, llevadas, entrecruzadas, realistas, descriptivas, dramáticas, cómicas, emocionantes, con unas actuaciones geniales, pedazo de actores, de esos que no te los puedes imaginar haciendo otra cosa que la que hacen en pantalla, que se te quedan grabados de por vida en la retina, personajes con su propia trayectoria vital a cuesta, humanos con sus claroscuros como todo hijo de vecino, y no como esos que salen en otras series que de perfectos que parecen hacen que empatices de inmediato con el asesino que tienen entre manos.

Todo ello, por supuesto, con el uso de tecnologías electrónicas de vigilancia usadas por la policía como tema central, conductivo. De ello el título The Wire ("el alambre", cuyas interpretaciones podrían ser "el pinchazo" o "la escucha"). Estas tecnologías aparecen de manera realista reflejadas como es habitual desde ambos lados de ley, por un lado los sistemas y técnicas utilizados por los criminales para evadir la vigilancia y las contramedidas empleadas por la policía.

En fin, días de verdadero cine en vena, de disfrutar como un tonto con una trama como pocas veces antes lo había hecho, de enamorarme de por vida del descerebrado, ingenioso, borrachín y pichabrava inspector McNulty, imposible no simpatizar con el sindícalista polaco Frank Svotka y su entorno, que hasta les coges cariño al Avon, "Stringer" y a los suyos porque, como bien insinúan en la serie, eso del trapicheo tiene su miga en una sociedad a rebosar de hipocresía, que sobre todo le coges cariño hasta a asesinos con principios como el Omar y sus dos cojones bien puestos, también es verdad que te entran ganas de vomitar con los politicuchos que tanto te hacen recordar los que padeces, que desespera ver a los funcionarios inútiles y corruptibles que aparecen en la serie jodiendo la marrana cada dos por tres, que te alegras de no haber acabado Derecho, que te reafirmas en tu convicción de que cuanto más lejos de una comisaria, un juzgado o un banco más féliz vive uno, que la prensa con sus mandamases interesados única y exclusivamente en los resultados inmediatos con la complicidad de algún que otro gacetillero caradura se te haga cada vez más sospechosa, que hasta descubres pujos criminales en ti porque estás deseando todo el rato que se carguen, de una vez por todas, y a ser posible de la manera más dolorosa posible, a más de algún malnacido de los que pululan por las calles como el sicópata de Marlo Stanfield o cualquiera de sus sicarios, que no te queden ganas de pisar Baltimore ni en sueños (o puede que sí, qué cojones).

Como sería la cosa que durante estas semanas me levantaba del sofá para ir a la nevera y lo hacía andando como un negrata suburbial sin darme cuenta, que despertaba a los nenes por la mañana al grito de "¡arriba cabrones, moved vuestro puto culo negro de la cama!, o que cada vez que hacían una trastada los ponía contra la pared, las piernas separadas y les leía sus derechos, por no hablar de que cada vez que recogía al mayor le registraba los bolsillos en búsqueda de alguna papelina en forma de chuche, cromo, muñequito o lo que fuera, con decir que ya me llamaron la atención los de "asuntos internos" porque estaba de lo más bobo...

En fin, sirva esta entrada para recomendar lo mejor que se le puede recomendar a alguien desde hace tiempo: THE WIRE.

He aquí el tema principal, una verdadera gozada, con la secuencia del final de quinta temporada, la vuelvo a ver y se me pone en punta hasta el último pelo de los huevos (también, también el tono de la serie ha afectado radicalmente a mi lenguaje, ¿o no?, anyway, i don´t give a fuck, niggers!!)


*El tema interpretado en el inicio de cada episodio de la serie es "Way Down in the Hole", una canción gospel y blues, escrita por Tom Waits e incluida en su álbum de 1987 "Franks Wild Years". En cada temporada se utiliza una grabación diferente de la canción sobre distintas secuencias de inicio.

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