sábado, 19 de marzo de 2011

BAJONA

He borrado la entrada de hoy. Me releía y no solo me daba cuenta de que estaba en desacuerdo conmigo mismo, sino que además empezaba a sentir una inmensa pereza, que no es otra que la me provoca desde hace tiempo tratar de la política del terruño. Hay que ser sincero con uno mismo, y si cuando alguien te asalta con las cosas de allí y de repente sientes que te invade la inmensa pereza esa, aplícate el cuento, aunque lo sea después de un calentón como el de esta mañana.

Uno no sabe por dónde tirar con este blog. Me digo que sólo merece la pena si es para colgar historias chorras, que no solo son las que más me gustan sino también las que más a gusto escribo. Claro que a uno le afecta lo que le rodea, la mandanga política con la que lleva apechugando desde que era chico y de la que pensaba que me estaba quitando, siquiera por pereza, eso y los tsunamis con consecuencias nucleares o la guerra en Libia contra un tirano y cierto pacifismo de salón, el de estar dispuesto a asistir a la degollina del prójimo desde tu sillón frente al televisor y aún así escandalizarte porque tu gobierno y sus aliados mandan tropas para zurrar a un payaso asesino. ¿Qué digo, ya empiezo de nuevo?

A saber, no siempre la cotidianidad de uno da para la insustancialidad más o menos graciosa de algunas entradas, Lo que no me apetece, desde luego, es en meterme en debates por email a cuenta de asuntos que, luego ya en frío, casi que me la repamplifan. Las batallas para los profesionales, como en Libia, que para eso les pagan.

También es verdad que puestos a escribir acerca de por qué escribir un blog, qué motiva a uno esta pérdida de tiempo, si vanidad, aburrimiento o una rara manera de aprovechar su tiempo libre, ¡échate una novia!, te decían antes cuando dabas la murga en exceso, ahora ya no me vale, ¡ya tengo una y encima con dos críos! En fin, como si uno tuviera que contar de verdad algo que mereciese la pena, algo que no hubiera dicho ya antes otro y mejor, algo con sentido incluso, enjundioso y no sus putas neuras, pedanterías o meras pijoterías, mejor no contestar, cerraríamos esto ipso facto y tampoco son modos.

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