domingo, 6 de marzo de 2011

...Y NOS VAMOS A VITORIA A PASAR EL CARNAVAL


Carnaval vitoriano, lo digo y ya me entra frío, que me tiro de cabeza al patxarán o al gintonic para combatirlo según mandan los cánones. Pero ahí estamos con los críos a las siete de la tarde cogiendo sitio en la calle Florida.

Mi señora que se planta donde cree ella que nos viene muy bien para colocar el carrito del nene y tal. Casi le doy un capón, ¿hostias te paras ahí, dónde está el bar más cercano? En efecto, a ver si aprendemos los usos y costumbres locales, que si vas a tirarte esperando a que comience la cabalgata de los huevos, por lo menos ponte cerca de un bareto para ir sacando de vez en cuando una cervecica, un crianza o por el estilo mientras vemos pasar a la gente disfrazada de sus respectivas chaladuras o neuras (¿por qué se disfraza tanto tío de prostituta? ¿Hay que sospechar de los que lo hacen de Guardia Civil, Bob Esponja o por el estilo?), qué cojones es esto de tomarse la vida como mahometanos, a ver si espabilamos, bonita.

Menos mal que cuando ya la paciencia se me estaba agotando de tanto escuchar a la parienta quejarse porque no se oía a lo lejos fanfarria alguna, que si hacía mucho frío, que si se estaba haciendo de noche, que si el bebe se estaba amoratando de frío, pues que de repente aparece la primera carroza que creo recordar del Centro Gallego con el tema "Bruxas e trasgos". A continuación llegaron ya una detrás de otra la de los vampiros, Peter Pan & Company, Los Enanitos del Bosque, los cincuentones de Grease, los Osos Amorosos, los inevitables con turbante, una de pitufos salidos o algo así, y otras tantas comparsas que ya ni me acuerdo de qué iban.

Los nenes disfrutando como tales, que hasta el mayor se me puso bailongo al ritmo de la cantinela de moda. Pero claro, ya tenía que salir mi señora con sus comentarios de rigor acerca de la idiosincrasia local. Que si la peña que desfilaba no sabía marcar el paso, que si algunos parecían patos mareados, que por qué suena todo el rato música celta, que nada que ver con los Carnavales de Río. ¡Nos ha jodido la tía! Estamos como para equipararnos a los brasileños. Que sí, hombre, que sí, que ya sabemos que donde esté una garota brasileira con sus dos metros de altura, sus insinuantes vestidos de lentejuales, su muslamen color canela, esos pechos turgentes al aire y la sonrisa de oreja a bragueta, pues eso, que se quite la paticorta vitoriana en cualquiera de sus variantes, tipo nariz de inquilina de Zugarramurdi o por el estilo, con su sonrisa de haberla ensayado durante meses y aún así, oyes, ummmm, que les cuesta, con esa coreografía de karaoke de extrarradio, esa sensualidad de la que ni aún en carnavales hay noticia, de las tetas al aire ni hablamos. Ni ellas ni ellos, por no hablar de los padres y abuelas que se mezclan en cada una de las comparsas y que le dan ese aire tan familiar que aleja del espectador cualquier impulso erótico o por el estilo; a ver si se te van a ir los ojos detrás de una quinceañera minifaldera en plan majorette y al instante te viene por detrás su abuela atabiada tal que la nieta a soltarte un guantazo.

En fin, no es poco injusta ni nada mi asturiana cuando juzga con su habitual severidad a mis paisanos, como si todavía no supiera ella que aquí le llamamos ritmo al movimiento que se hace al pasarse el botellín de cerveza de una mano a otra, que la sensualidad nos parece lo que nos provoca una barra repleta de pintxos recién salidos de la cocina, o que bastante hacen los comparseros con aguantar hasta el final todos juntos sin disolverse en dirección a la multitud de bares que jalonan el recorrido del desfile, lo que viene a ser un éxito en toda regla.

Pues eso, que señora puede que no se diera cuenta, pero lo de anoche aquí durante y después del desfile, con la ciudad a rebosar de tíos con turbante, sotanas, Bob Esponjas andantes, Robbin Hoods con arco y fechas, osos amorosos, prostitutas o eso me parecía a mí, con tanta fanfarria suelta y verbena a lo largo y ancho de la ciudad, con tanto borracho que se creía Peter Pan ven paca moza que te voy a llevar al mundo de nunca jamás, o Benedicto XVI en plan repartir hostias a todo cristo, pues que fue lo más parecido a Somorra y Gomorra que se puede llegar aquí, déjate de Ipamemas, que aquí el que mojó anoche debió ser el mismo que moja todos los sábados, probablemente un emigrante brasileño, cubano o de por ahí.

En todo caso, y por lo que nos tocó a nosotros, lo pasamos en grande tras encasquetar a los monstruos a mis padres, encantandos dicen, los ven tan poco. Ya luego en el Man on The Moon estuvo muy gracioso ver al Patxi y la Vir de piratas con los críos y toda la parentela de ésta, preciosos el uno con su pendiente de oro y la otra con su peluca rubia. Ver a Maite desde la boda o lo que fuera aquello en el ayuntamiento. El concierto del marido, el colega de curro de Ptx y el violinista georgiano, no es que estuviera mal, es que como ya dijo no sé quién cuando pregunté por qué tardaban tanto en empezar a cantar, no éramos entendidos, no podíamos apreciar tanto arte, claro, que sabrá nadie de lo que entiende o no un servidor, acabáramos. Pero muy bien, como que la cena en el Urdina con L&B casi que también de carnaval, madre de Dios, qué viaje a través del tunel del tiempo, como que por un momento tuvimos la sensación de que nos estábamos comiendo los mismos -parecidos no, los mismos- entremeses fríos que nos sacaron hace ya casi diez años cuando fuimos la cuadrilla en pleno, que ya estaba yo imaginándome que podía aparecer en cualquier momento el Gabacho cantando Abeguiaaaaa... Claro que para "avería" la que solía llevar él encima. Pero bueno, eran Carnavales, no Halloween... En cualquier caso, que anoche echamos unas buenas risas y casi ya con los cubatas que nos pusimos a bailar en el Marañón eso que escuchan ahora los jóvenes, no me digan qué, a mí todo me parece bakalao y para de contar.

Pues eso, para berrear lo de los pintores de Vitoria han terminado ya de pintar/las estaciones de Atxuri y Amara en San Sebastián/guía, guía, maquinista, que la máquina del tren se va a paraaaaar/y nos vamos a Vitoria a pasar el Carnavaaaaaal...

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