viernes, 11 de marzo de 2011

BABAYADES


Ésta no es de pegar la oreja, sino más bien de no poder despegarla. Hoy a la mañana en la cafetería de todos los días. Dos pavas en la barra pegando la hebra a gritos.

-Que sí Mari, oh, toy hablandote en seriu, tú no sabes lo que pasé todos estos años en Mallorca.
-¡Qué estás contandome, oh, será porque quisiste.
-Y qué voy facelle, iban por nosotros, oh.
-¡Quien va por ti, oh?
-La ETA, coñu, quien va venir si no...
-¡Ay, Nuri, sólo dices BABAYADES.
-¡Babayades, oh! Toy hablandote muy seriu.
-Que no, que no, siempre tas igual, fia!
-Ser muyer de guardia civil ye lo que tie, oh!
-La culpa la tie toda el hijoputa Zapatero esi...
-Qué, oh, tu puta madre, que yes facha ahora o qué.

Todo esto a grito a pelado, como he escrito, que la parroquia habitual del cafeto no sabíamos dónde meternos, cómo esquivar la molesta compañía de las voces que las dos asturpavas estaban pegando como si estuvieran en medio de un prau en lo más alto del monte, la braña que dicen por aquí, si metiendo la cabeza entre las hojas del periódico que en esos momentos teníamos delante de las narices o ya directamente poniéndonos los cascos del móvil para no tener que escuchar las intimidades de las dos mozas cazalleras. Y eso que la peor parte se la ha llevado la camarera que nos atiende a diario, siempre tan amable y diligente, acostumbrada a tratar con todo tipo de borrachos, faltones y pedigüeños sin perder por ello los nervios en ningún momento, lo que se dice una profesional como la copa de un pino. ¡Qué coño, casi una madre! La pobre que dudaba, ante el mal rollo generado por los vozarrones de la pareja en plena exposición pública de sus patéticas intimidades, de sus naderías encarajilladas, que aún siendo las de todos no es el contenido sino la violencia con la que las expresaban, qué necesidad de crear mal ambiente, si en llamarlas al orden para que bajaran el tono, o pasar directamente de ellas en la convicción de que, dado el percal de las señoras, el pedal que llevaban encima, pedirles que por favor tuvieran un mínimo de consideración para con el resto de la clientela en ese momento presente, un mínimo de educación, que las intimidades en público siempre sottovoce, para tus adentros incluso, joder; habría sido lo mismo que arriesgarse a que la más brava de ella, la que iba más puesta -la otra poco más que le estaba dando a la lágrima, que ya son ganas tan de mañana- la hubiera mandado directamente a tomar por culo porque a ella seguro que no la gana nadie a educada, sólo que en ese momento, y por lo que fuera, no le salía directamente de la raja del coño y punto pelota, oh!; dicho tal que así para no desmerecer el tono de la conversación entre las dos amigas.

Pues eso, a ver si ahora que han prohibido el tabaco en los establecimientos públicos, va a ver que ir pensando en hacer otro tanto con los carajillos de ron por la mañana.

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