sábado, 8 de enero de 2011

LA BIBLIA EN VERSO


Tenía en mente aprovechar uno de estos ratos muertos que dedico a rellenar a toda pastilla de paja insustancial este blog, en lo que tarda la familia en prepararse para salir a la calle o el perolo con la comida del día en hacerse, para una de esas entradas a medio camino entre lo apocalíptico y lo Pepito Grillo sin más. Quiero decir, mucha queja boba contra lo mal que va el mundo, casi siempre porque no toma la dirección que a uno le gustaría o por la que uno camina poco más que a tientas, el desbarrancadero al que nos gusta creer que nos dirigimos de cabeza por más de lo mismo, pero sobre todo para impostar un personaje a lo Fernando Vallejo o Thomas Bernhard con todo lo que tiene de catártico para el alma, qué coño, para el ego y punto. No relaja poco ni nada echar sapos fuera, aunque sean los propios. Venga exabrupto contra esto o aquello, la actualidad llega cada mañana repleta de motivos para poner el grito en cielo, cagarse en la mar salada, anunciar el acabose definitivo de la civilización judeo-cristiana, el derrumbe de todo aquello que solo hemos conocido de refilón y demás tremendidades para sacar a relucir lo sensibles y concienciados que somos, que creemos o aspiramos a ser, no nos vayan a confundir con esa otra peña de cabrones reaccionarios a lo cualquier pasado fue mejor porque era el nuestro o sinvergüenzas con chequera con y sin fondo, o simples equidistantes como cualquier persona de bien y para de contar, que nos empeñamos ver en el prójimo más lejano con no pocas dosis de soberbia y autocomplacencia, de impostura santurrona, aunque mejor eso que oficiar de cínico interesado, chuloputas de barra o nihilista de whiskeria, a lo ya estoy de vuelta de todo y soy más listo que nadie porque con los melindres me lio un canuto y luego te echo el humo en la cara. En cualquier caso, ese y no otro es la coartada que anima estas entradas, a veces airadas, otras, las más, sin pasar de la pura sinsorgada, que diría la madre de uno.

Hoy me iba a poner con lo de la escandalera generada por la aplicación de la nueva ley del tabaco, demasiado ruido para tan pocas nueces, apenas una cortina de humo para relegar a un segundo plano un presente bien que deprimente, puede que solo triste, por mucha cosas, y no se trata pecisamente de masoquismo, sino de lo que hay y punto. Sin embargo, para qué tirar de frase dicha, de idea prestada incluso o de la mera exageración cuando siempre hay otros, más expertos y certeros en casi todo, que dicen más de lo que tú llegarás nunca a decir y además mejor, esto es, con menos palabrería, sin tantos rodeos y seguramente también con más conocimiento de causa del que nunca tendrás tú. Por eso me tomo la libertad de copiar íntegra o casi la entrada de ayer de Miguel Sánchez-Ostiz (al que hay que sumar el artículo de Javier Eder, fácilmente encontrable en la hemeroteca del DIARIO DE NOTICIAS de Navarra, yo es que no sé eso de redireccionar o cómo sea) en su blog, resume gran parte, y esto por no caer en las peligrosas, sospechosas y memas unanimades, de lo que me inspira todo esta polémica del tabaco, en el fondo tan ajena, tan de mira a quién le escuece, por qué tanto, y saca tus conclusiones. Supongo que no habrá ningún inconveniente, y en todo caso valga como coartada para esto de Internet el mismo lema de la universidad pública en la que estudié. eman ta zabal zazu...

CUESTIÓN DE HUMO

LOS chinos, el tabaco, las denuncias, las delaciones, las mentiras, mi salud, la tuya, la patria, esto es, la cuenta corriente, la libertad inalienable, la biblia en verso, sobre todo esta, Brecht a todo pasto, Hobbes, pitillos, el fascismo, más colillas, vendrán por mí, por tí, por todos, etcétera, pero cuando somos testigos de abusos policiales, de atropellos judiciales, de expolios descarados con apariencia de legalidad, silencio, se acabó Brecht y Hobbes y el Moro Muza... y la nariz desaparece entre las páginas de estilo, de arquitectura de diseño y de etcétera. La libertad inalienable, adornada con una corteza de Montaigne pasa a mejor vida.Vayan aquí unas gotas de sensatez de lo que realmente pasa y es noticia escasa en esta planta baja (del gran manicomio) donde todavía hay quien escribe o habla con palabras de este mundo. No son mías, sino de un columnista de Diario de Noticias, de Navarra. Pinchen, lean sin miedo, es breve:

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