viernes, 21 de enero de 2011
PLENILUNIO
Las fases de la luna tradicionalmente se han relacionado con la locura humana, y abundan los mitos relacionados con la influencia de la luna llena sobre el comportamiento, psicología y funcionamiento biológico humano. Algunas personas afirman que el ciclo lunar también afecta los índices de nacimiento, fertilidad, ciclos menstruales, recuperación de cáncer, ataques, operaciones quirúrgicas, y regresos de apoplejías. Numerosos estudios han examinado posibles tendencias, y aunque pocos han encontrado posibles relaciones, revisiones más prolongadas y exhaustivas no han descubierto relaciones causa-efecto.
Una hipótesis supone que la luna llena puede haber tenido mayor efecto antes que se desarrollara la iluminación moderna. Antes que se inventara la luz eléctrica, las lunas llenas proporcionaban significativamente mayor cantidad de luz que otras noches (hay una luna llena aproximadamente cada 29-30 días). Así que, las personas con trastorno bipolar y otros trastornos mentales pueden haber sufrido de privación del sueño y otras alteraciones menores en el comportamiento en esas brillantes noches. Una vez que se volvió disponible la luz eléctrica toda la noche, cada noche, el efecto lunar disminuiría, lo cual podría explicar por qué persisten tantas historias desde el pasado, pero son difíciles de confirmar en la actualidad.
También se han propuesto varias hipótesis que relacionan los ciclos biológicos humanos con las fases de la luna. La que se cita más comúnmente es el ciclo menstrual de 28 días, y en realidad algunos estudios han encontrado relaciones entre las fases de la luna y la ovulación, fertilidad, índices de nacimiento, y género de los bebés. No se ha confirmado una explicación precisa para la manera en la que la luna podría influir fisiológicamente mediante estos estudios, pero se han sugerido ideas acerca de la atracción gravitacional de la luna y otras fuerzas físicas.
En cualquier caso todo esto se te hace nuevo, cosas de antaño, alguna vez oídas o leídas, tan anacrónicas y obsoletas como casi todo lo que no entiendes porque no forma parte de tu mundo. El tuyo es urbano, quizás demasiado, y aunque parte de los tuyos vienen del campo y algo saben de la influencia de la luna llena, así como de tantas otras cosas que ya prácticamente son pasto de libros de antropología o de los cuartos milenios de un paisano tuyo, la luna que te ilumina por las noches es más de neón que otra cosa, de ahí tu ignorancia y tu escepticismo, tu fruncir el ceño ante lo que no sabes y deberías, que la lo dice el aserto que encabeza este blog, nada humano te debe ser extraño.
Claro que puede que la culpa no sea tuya del todo, sino de los inquisidores que llevaron a la hoguera en su tiempo a las que más entendían del tema: las brujas porque celebraban son Akelarres en las noches de luna llena (Ilbetea). Fue precisamente un francés, Pierre Lancre, cruel y fanático inquisidor mandado al País Vasco norte por las autoridades de París, el que hizo que la palabra akelarre (campo del macho cabrío) pasara del euskara a los idiomas europeos, como definición de la nigromancia, así como el diseño del traje, sombrero, configuración facial de las brujas y el ritual practicado.
Las noches de luna llena eran especiales para el akelarre. Se invocaba, quizá, a Mari, la divinidad vasca de tierra, la gran madre, sustrato pagano que se intentaba aniquilar. Las sorgiñas (brujas) hablaban un idioma que no entendían los sesudos tribunos de la Inquisición, y sabían del uso de las hierbas que paliaban las terribles enfermedades de su tiempo. Pero los inquisidores decidieron acabar con lo temible que representaban el poder femenino, y ejecutarlas, para frenar un avance que resultaba molesto para los fines últimos, es decir, mantener el poder, sea religioso, sea en el caso de Navarra, también político.
Pero son historias de hace mucho tiempo, hace ya 400 años que quemaron en Logroño a las brujas de Zugarramurdi y a otras tantas de toda nuestra geografía, puede que por eso desde entonces apenas sepamos ya nada de los milagros del Plenilunio. Claro que siempre estamos a tiempo de rescatar del olvido los conjuros que quedaron recogidos con tinta y sangre por los inquisidores en sus archivos:
"Oh, Ispiritua! / Zu biziaren sekretuak dakizkizuna / Erakutsaidazu egiaren bidea / Utz nazazu nere aintzindakoen su inguruan dantzatzen / Erakutsaidazu haizea bezain aske izaten / Zapelatza bezain indartsu / Eta natura bezain jakintsu".
Lo que viene a ser: "¡Oh, espíritu! / Tú que conoces el secreto de la vida / Muéstrame el camino de la verdad / Permíteme bailar alrededor del fuego / de mis antepasados / Enséñame a ser tan libre como el viento / Tan fuerte como el halcón / Tan sabio como la naturaleza.
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