jueves, 6 de enero de 2011

LONDON CALLING


Como cualquier hijo de vecino tengo mi cupo de mitos, cada cual el suyo, mi señora dice que es muy de tíos esto de estimar en demasía personas o cosas que luego no lo valen tanto porque por lo general el tiempo suele ponerlas en un sitio que no es el pedestal que nosotros creíamos, que tiene más que ver con la necesidad de adornar nuestra biografía con hitos que le den un mínimo de sustancia, de ahí la trascendencia, cuanto menos vital, que le damos a cualquier memez que en el pasado nos llenara siquiera unos pocos minutos de gozo o de lo que fuera, ya se sabe, cualquier tiempo pasado fue mejor porque este de ahora como que para ir tirando y poco más.

Cada generación tiene los suyos, como esto va de música diré que por ahí andan los anglófilos en plan fino con sus Charlies Parker o sus Ella Fitzgerald, con acento veranito en Londres para lo del inglés sus Beatles o sus Rolling (por no hablar de The Who, The Kinks, Led Zeppelin, Pink Floyd, Queen...), con tupe y brillantina sus Elvis o Jimmy Hendrys, los francófonos a lo yo estuve en el Mayo del 68 y hasta una temporada entera exiliado en París con sus Georges Brassens, Leo Ferré o Jacques Brel (si a estos les sumamos al plañidero ibérico de Pako Ibañez ya tenemos la casta de la pana en pleno), los melenudos mas gamberros, como de extrarradio y no por ello menos contemporáneos con toda su cosa heavy, esto es, AC&DC y secuelas a lo Iron Maiden, Judas Priest y demas macarra compañía, los más castizos con su Camarón y su Tomatito, su Paco de Lucia y Morente, los más exquisitos, viajados y raros ande los hayga con su Jonh Coltrane o Miles Davis, los horteras de discoteca con su Cher, Madonna, el negro desteñido y demás panda bailonga, los folkloretas con sus Chieftains o su Alan Stivell, los New Age con sus correspondientes engendros sonoros.

En fin, por generación y hasta ubicación servidor a sus cuarenta y pocos fue víctima tardía de los sonidos de la ola punk de los ochenta en su versión británica (The Ramones era la reiterativa excepción), o lo que lo es mismo, THE CLASH casi que en exclusiva. Porque sí, también escuchábamos cosicas de The Jam, The Specials, Madness, The Dammed, Stiff Little Fingers y por supuesto que la versión local de todos estos en su forma más alegre y combativa, aupa pues; pero no nos andemos con hostias, THE CLASH fue la banda sonora de gran parte de mi vida y qué se le va hacer, no nacimos en tiempos de poetas gemebundos, profetas a la guitarra o improvisadores con trompeta en clubs nocturnos y selectos para los enteradillos de cada capital de provincia. The Clash fueron mi/nuestro icono musical y hasta vital, en el inicio rock&roll rudo y combativo, i fought the law and the law won, mucha caña y eso que los entendidos llamaban aptitud, pura pose para engatusar adolescentes con ganas de montarla y lanzar alguna que otra consigna o pedrusco, Police on my back, de dar la nota con la excusa de lo mal que le van las cosas a otros, siempre a otros, a Joe Strummer no tanto, conciencia que se le decía también. Luego vinieron los flirteos con otros ritmos, la apertura de mente, beber de las fuentes, buscando nuevos caminos reaggea, dub, ska, jazz, hip-hop, gospel y hasta música de cámara como en Rebel Waltz. Un totum revolotum de lo que con el tiempo solo queda en la recamara aquello que más te hizo vibrar, lo que tarareaste con tu inglés de instituto, tu inglés de mierda, should i stay or should i go...,, los ritmos y las letras de tu más tierna adolescencia, si no queríamos cambiar el mundo cuanto menos sí que le queríamos meter un par de hostias, i´m so bored with the USA. En fin, que el mejor regalo de cumpleaños o así que alguna vez me hicieron los cabrones que decía y digo amigos fueron dos casettes con los éxitos de los The Clash que grababa el pavo permanentemente malencarado del Estitxu echando mano de los vinilos con los que nos azoraba la conciencia y el esqueleto los sábados a la noche, police is looking for Jimmy Jazz....

Por eso, por toda esta tontería de los mitos de uno y tal, alucino cuando leo hoy en EL PAIS que un tal Chuck Prophet (Whittier, 1963) interpretará este mes el doble álbum de THE CLASH, LONDON CALLING, en una gira por 12 ciudades españolas empezando por Logroño. No, si está muy bien que los neo-puretas nos demos un baño de nostalgia y tal, hasta que las nuevas generaciones aprendan que hay algo más allá de Operación Triunfo y la pachanga electrónica o lo que sea con anfetas. Pero, ¡ay!, qué tiempos estos en los que hasta los versionadores son noticia, que lo es lo más parecido a un grupo de verbena. Como si los Meskaleros no hubieran hecho ya bastante el gamba con el Joe parodiándose hasta la vergüenza ajena.

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