lunes, 3 de enero de 2011

MALOS HUMOS


Segundo día de la década -ya veremos si triunfal- sin tabaco en los bares y restaurantes. Servidor lo ha celebrado tomándose un cafeto en compañía de su último retoño en el Arrantzale, uno de los baretos más castas de la Cuesta San Francisco de su ciudad al que no había entrado en años y menos aún con un crio. Coño iba a entrar, ¿para que me lo atufaran?, si la peña junto a la barra emanaba de su boca una nube que cubría con todo tipo de toxicidades las bandejas de pinchos a lo largo de la barra.

Luego ya me he dado cuenta que si no soy un liberticida como poco soy un cómplice de la dictadura que según los fumadores empedernidos se ha instalado en España contra el ciudadano común. A mí me habían enseñado, no pregunten quién que no me acuerdo, que la libertad de uno terminaba cuando entraba en conflicto con la de otro. De ese modo colijo que si trasiego cubatas como un poseso o me empacho a base de chuletón o patorrillos, y partiendo del hecho comprobado de que cuando me embotijo no soy de los que se les cruza el cable y la emprenden a golpes con todo y contra todos, al único al que puedo perjudicar con mis excesos es a mí mismo. Sin embargo, si fulanito se está fumando un purazo, o un puto pitillo sin ir más lejos, a mi vera, no solo éste es el que flirtea con el cáncer de pulmón, allá él, sino que encima, y por todo el morro, casi siempre sin preguntar incluso, que ya sabemos que la educación en este páís siempre es de mínimos, también me expone a mí.

Ya, la tremendidad al uso, pues puede, ni siquiera me hace falta como argumento para rebatir el particular, por no decir pedreste, concepto que tienen algunos de la libertad, una libertad sin límites, por encima del prójimo, pese a quien pese, a costa del resto. Para felicitarme por esta ley me basta recordar lo mucho que me desagrada tener que aguantar el humo de alguien que sentado a mi lado ni siquiera me ha pedido permiso para encender su artilugio intoxicante. ¿Por qué lo va a hacer si él es libre para ir por el mundo haciendo lo que sale de sus santas pelotas? Así resulta imposible tomarse un café o una pinta de cerveza sin que a la salida del bareto de turno te apeste todo a tabaco. Imposible también probar un pincho sin que este tenga el mismo regusto ahumado, imposible entrar a ningún establecimiento hostelero con tus críos porque ya solo falta que por culpa de los caprichos de los mayores tengan que exponerse también ellos a la peste del tabaco.

Bravo entonces por la ley que libera los bares y restaurantes de los miles y miles de cafres que haciendo caso omiso a la más mínima norma de urbanidad; pedir permiso, se ponían a fumar a tu lado, encima de ti incluso, solo porque estaban en su derecho, anda y jódete. Ha sido la falta de educación del personal, esa concepción tan carpetovetónica de la libertad consistente en que cada cual haga lo que le sale de los cojones, la que ha hecho necesaria esta ley a pesar de haber sido aprobada no hace mucho otra que les garantizaba su espacio en el interior de los locales, una ley que permitía al hostelero inclinarse a favor de los que imponían su vicio a terceros, Si no hubiera sido así, si los fumadores hubiesen respetado los derechos del resto, no habría hecho falta tanto rigor.

Ahora bien, ahora toca señalar al gobierno como liberticida, dar la murga con que si poco a poco vamos derechitos y sin freno a la dictadura. Pues bien, supongo que de asumir el argumento como propio también habría que concluir que hace tiempo, siglos, desde que salimos de la cueva, que vivimos bajo todo tipo de dictadura, para ser más concreto desde el primer código escrito a lo Hammurabi, bueno vale, no era precisamente un modelo de libertad, puede que ni el derecho romano por muy importante que haya sido después para nuestros actuales sistemas legales. Pues pongamos entonces que desde la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que son esos que declaran, por poner solo unos ejemplos, cosas como la del Artículo 16, el cual proclama algo tan en contra de las costumbres ancestrales de la mayoría de los sitios y sociedades que en la Historia han sido como: Sólo mediante libre y pleno consentimiento de los futuros esposos podrá contraerse el matrimonio. Así como que toda persona tiene derecho, sin discriminación alguna, a igual salario por trabajo igual, lo cual debe pesar y mucho a todos aquellos que, según costumbre y conveniencia, creen justo pagar menos a las mujeres solo por serlo. O ya en plan más genérico, el Artículo 29 que establece que toda persona tiene deberes respecto a la comunidad, puesto que sólo en ella puede desarrollar libre y plenamente su personalidad. A mí que da que entre lo deberes respecto a la comunidad está el de respetar a sus semejantes, a no imponerles algo tan desagradable y encima perjudicial como el humo del tabaco. Pero bueno, puedo estar equivocado como con todo, hasta en que la ley que prohibe mear en la calle, escupir en el suelo o echar la basura por la ventana no se me antojen, así como a priori, dos ejemplos más de la dictadura esa de marras.

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