martes, 20 de diciembre de 2011

EIDER RODRIGUEZ INTRODUCE A SARRI Y SU ¿SOMOS MOROS BAJO LA NIEBLA?





Partiendo del hecho Dde que no comparto buena parte de lo que Sarrionaindia escribe en su libro ¿SOMOS MOROS BAJO LA NIEBLA?, que eso ya lo he escrito y queda al alcance de cuantos quieran en este blog y también en de la editorial del libro, PAMIELA, tampoco niego su mérito y sus evidentes aciertos, de estilo y contenido, porque si lo que me resulta cuestionable es la última parte del mismo, la verdad es que la primera parte del libro de Sarri me parece excepcional, y hablamos de un buen tocho, bueno en todos los sentidos.

Sea como fuere, vaya esta entrada en castellano para dar luz a los "erdaldunas" acerca de este libro tan maravilloso como polémico, si bien no tanto por su contenido, como que no son estos tiempos de reparar en exceso sobre lo que dicen o dejan de decir los libros, al fin de cuentas eso como mucho le interesará a cuatro gatos, como de todo el pifostio que se montó alrededor de él a cuenta de la entrega del Premio Euskadi de Literatura de este año. Supongo que no tardarán en traducirlo a cuantos "erdaras" crean convenientes. Lo hago, además, aprovechando la introducción que hizo del mismo en PUBLICO otra escritora excepcional en lengua vasca -ésta ya tiene traducido todo lo suyo para el que le pique la curiosidad, no quedará defraudado-, Eider Rodríguez.

En la entrevista realizada por Marie Darrieusecq a Joseba Sarrionandia y publicada en Les Inrockuptibles, la escritora pregunta: "¿No es una condena ser poeta vasco? ¿No preferirías escribir en inglés y darte a conocer a miles de lectores?". "Para mí escribir es una manera de pensar, de organizar el pensamiento y la memoria. Es no estar muerto. No me interesa la fama. ¿Para qué quisiera yo un elefante blanco? Se cree que representa la fama y la riqueza. Pero cuando alguien pretende anularte te regala uno. Yo escribo lo que me gusta, lo que me parece justo. Nadie me ha regalado un elefante blanco y me siento privilegiado", contesta el escritor. Una contundente declaración de principios del no sólo poeta, sino también narrador y ensayista Joseba Sarrionandia.

En el ensayo premiado (y no remunerado) "¿Somos moros entre brumas?" Joseba Sarrionandia parte a la búsqueda de la primera gramática bereber, obra de un antepasado suyo. A través de este viaje reescribe la historia del pueblo bereber, de las incontables masacres sufridas a manos de los colonos. A medida que va acercándose a la historia contemporánea traza nexos de unión entre el pueblo bereber y el vasco, haciendo recuento de los numerosos vascos que participaron en las guerras coloniales, especialmente en la de Marruecos. La aventura colonial española es imprescidible para entender la guerra del 36: de vuelta a España, los colonos mantuvieron intacto el espíritu carnicero forjado en el continente africano. Tratando de responder a la pregunta de qué es un pueblo, qué es un idioma, qué es una identidad, intenta dar respuesta a toda la historia colonial europea.

Y es que escribir en euskara ("el único territorio que nos queda libre") o en bereber es renunciar a formar parte de la historia de la literatura universal. Escribir en euskara o en bereber es escribir en lenguas fantasmas de pueblos que no existen en los mapas.



*Por cierto, habla Eider de los numerosos vascos que participaron en la aventura colonial española. No olvidemos a los otros vascos que también participaron en aventuras similares, sin ir más lejos a nuestros hermanos vascofranceses que lo hicieron en la de Argelia a servicio del francés. De hecho, si reparamos en todo el material escrito o gráfico, en los testimonios de todo tipo, donde más encontramos acerca de dicha participación y además en euskera (canciones, poemas, novelas, diarios e incluso publicaciones en euskera hechas al amparo del alto mando francés en la misma Argelia) es entre la gente de Iparralde, no en vano las suyas fueron generaciones enteras de jóvenes obligados a luchar en el vasto imperio colonial que los gabachos tenían en el Norte de África, y no olvidemos la crudeza inusitada de la guerra de Argelia.

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