viernes, 9 de diciembre de 2011

PARA QUÉ SIRVE UN TÍO





En esencia, y en especial si no tiene hijos, para que cuide a los tuyos. Siquiera sólo para que los distraiga un rato. ¿Mucho morro? Puede que sí, a saber, pero si el otro te viene con lo de cómo quiero a mis sobrinos, cómo los echo en falta y bla, bla, bla; pues oye, una vez que está con ellos, pues que se harte.

Pero no nos pasemos de cínicos, no vaya a ser que alguno no entienda una coña sin malicia alguna, que si no podemos recurrir a éstas para el desahogo de agobio diario ya mejor tirarnos directamente a las vías del tren.

En cualquier caso, aprovecho para subir unas foticos la mar de tiernas que ilustran ese amor entre tíos y sobrinos con el Elogio de Txillida en Gijón de escenario del mismo y el Cantábrico al fondo como marco incomparable; sniff, sniff, una cucada. Sirvan también para agradecer a Antxoka y a la Mari por su visita, que nos lo hicieron pasar muy bien aunque desde hace tiempo los papas andemos siempre agobiados con lo de la prole.

Los nenes lo pasaron de cine, sobre todo el mayor que estaba speedico total, y así sigue ya que después de mi anaia maitia, el cabrón de mi hermano, ayer fue el turno de su tía la albaitera, que no sé qué coño les dan que me lo vuelven siempre tarumba total, ni que fueran los Reyes Magos.

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