viernes, 16 de diciembre de 2011

FACHADA


Ayer se celebraba en Oviedo un juicio muy curioso y sumamente significativo que merece la pena comentar, que tiene su miga y mucha en estos tiempos de decepción continua, de despertar de la inocencia:

Consumidores declaran ante el tribunal que la OMIC de Oviedo desechaba quejas
La exedil popular y el exdirector de la OMIC se enfrentan a una pena de diez años de inhabilitación especial como presuntos delitos de prevaricación que, según la fiscalía, cometieron por archivar denuncias de consumidores o resolverlas de forma arbitraria.

En la segunda sesión del juicio, han declarado hoy cinco consumidores descontentos con el servicio prestado desde la OMIC, además de la directora general de la asesoría Jurídica del Ayuntamiento de Oviedo, María Jesús de la Cuesta, que ha defendido la actuación del director del servicio, y el jefe de la policía local, Agustín de Luis, que ha hecho lo mismo respecto a la exconcejala de Consumo.

Éste último ha declarado que mientras fue edil, García tan sólo le dio una instrucción: que tratase a los ciudadanos "con el máximo cariño y esmero", y ha añadido que la concejala se limitaba a firmar lo que él le presentaba porque "no es experta en derecho".

En este punto ha negado, en respuesta a una pregunta del abogado defensor de la exconcejala, que Conchita García sufriese de "archivitis aguda".

María Jesús de la Cuesta, que fue la encargada de hacer una auditoría interna de la OMIC en el año 2007, cuando se habían sucedido ya las denuncias en los medios de comunicación por las presuntas irregularidades en su funcionamiento, también ha defendido la actuación seguida por el director del servicio ante unas reclamaciones que "en el noventa y tantos por ciento de los casos no iban a ninguna parte y eran muy poca cosa".

Así, tras asegurar que Alejandro Álvarez "era una persona muy enterada en temas de consumo" en el que no detectó dejación de funciones, ha declarado hoy éste atendió telefónicamente o verbalmente muchos de los casi 800 expedientes sobre los que no había resolución.

En su opinión, muchas de esas quejas eran "tonterías que no iban a ningún sitio" o no eran competencia del servicio por exceder su ámbito de competencia y, sin embargo, el responsable de la OMIC "tenía todas controladas con un número".

Para la funcionaria municipal, parte del problema derivaba de la falta de sintonía y coordinación entre el Principado y el Ayuntamiento y que hacía que se pasasen uno a otro muchos temas que eran de ámbito regional.

Frente a la tesis de la directora general de la Asesoría Jurídica del Ayuntamiento de Oviedo, cinco ciudadanos llamados a declarar por la Fiscalía han ratificado ante el tribunal que sus demandas no fueron resueltas.

"Me trataron muy mal", fueron las primera palabras de una mujer que había presentado una queja por la compra de unos zapatos que nunca obtuvo respuesta por escrito de la OMIC.

Otro ciudadano que había denunciado problemas con la empresa que le hizo una reforma en su cuarto de baño ha asegurado hoy que cuando llevó su caso a la OMIC le dijeron que no iba a conseguir nada y que está aún esperando una respuesta por escrito de este servicio.

"De tomadura de pelo" ha calificado otro consumidor la respuesta verbal que le dieron en esta oficina al presentar una queja por la compra de un teléfono móvil ya que le dijeron que lo que podía hacer era "presentar un pleito por lo civil".

Un cuarto usuario del servicio ha asegurado que cuando fue a quejarse por no haber obtenido respuesta a una reclamación por la reparación de su cámara de vídeo, el encargado de la OMIC le contestó que "no tenía ninguna viabilidad y que la había tirado a la papelera".


Resumiendo, que si bien el hasta hace poco el ayuntamiento (¿Hay-untamiento?) de mayoría pepera absoluta del inefable Gabino de Lorenzo se había tomado la molestía de montar su propia oficina de atención al consumidor como en cualquier otra ciudad que se precie, eso no significaba en ningún caso que ésta tuviera instrucciones de tomarse en serio las quejas del ciudadano. Faltaría más, una cosa es vender imagen y otra actuar en serio. Ya lo dicen los responsables de la oficina: ellos no estaban ahí para perder el tiempo con tonterías, vamos, para atender de verdad a las quejas del consumidor; que si me tiran la cámara a la papelera, que si me timan con una reforma en el baño, que si me quieren estafar con una factura... Esas son pijadas del ciudadano que no tenía otra cosa que hacer que quejarse porque sí, que tocar las pelotas con sus naderías. ¡Que vayan al juzgado ellos mismos si tanta importancia le dan a que les estafen, no te jode! Pero ellos no, ellos tienen la oficina de quejas al consumidor para figurar y poco más, para fichar y llevárselo crudo, y a lo sumo para que se supiera que existía la oficina, que constara en el correspondiente boletín institucional o simplemente publicitario que hace inventario de las excelencias del ayuntamiento de Oviedo. Qué modernos, cómo se preocupan por el ciudadano, no nos hacen ni puto caso, nos tratan como críos y hasta nos regañan por hacerles perder su precioso tiempo; pero con qué profesionalidad, oyes.

Y luego ya se quejarán cuando vengan los perroflautas esos del 15M y les recuerden que para ellos las elecciones se han convertido en una mera formalidad administrativa, en un ritual sin sentido, que da igual elegir rojo o azul porque en realidad los que mandan son los mercados, que todo es fachada como la oficina esa de marras. Les dirán demagogos, populistas, que no aportan soluciones, nada, sólo quejas, como esos pardillos de Oviedo...

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