domingo, 11 de diciembre de 2011

MAFIA DE SEDA


Cómo me iba a negar a atender al Duque cuando aquel alto cargo del gobierno valenciano me sugirió que quería hablar conmigo de cierto patrocinio. Cómo negarle nada a un hombre como él, tan bien puesto, tan simpático, tan importante. Cómo no decirle que sí a todo aunque no me convenciese demasiado, aunque realmente no necesitara de sus servicios. Cómo no entusiasmarme con la idea de estar en relaciones con la mismísima Casa Real para lo que fuera en un futuro, aunque yo no tuviera ni pajotera idea de lo que realmente significaba eso. Cómo no fruncir el ceño cuando la empresa del Duque me facturó en concepto de asesoramiento una factura desorbitada. Cómo no inclinar la cerviz y pagar a tocateja, no me fuera a indisponer con él, con el rey incluso, por no hablar de los políticos valencianos y baleares que me firmaban las concesiones de obras públicas. Cómo denunciar el abuso cuando éstos estaban a la orden del día, cuando yo mismo he pagado esto o aquello para que el politicucho de turno me facilitara un permiso o hiciera la vista gorda con alguna de mis chapuzas. Cómo explicar que se trataba de una proposición que no podía rechazar.

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