miércoles, 19 de octubre de 2011

ARABA SAUDITA




El pasado fin de semana aparecía en todos los diarios de tirada nacional la noticia de la existencia de una enorme balsa de gas en Álava. Lo anunciaba el lehendakari López durante su visita, precisamente, a Dallas, esto es, a la empresa norteamericana dueña de la tecnología necesaria para la explotación de dicha balsa, la cual parece ser que han denominado Enara (golondrina en euskera). Con todo, en ninguno de los medios que recogía la noticia se especificaba en dónde se encontraba dicha balsa, en qué parte de la provincia o Territorio Histórico Foral. Todo lo más he oído o leído por ahí que podría encontrarse en algún punto de la Llanada.

Hoy volvían a hablar de la balsa de marras en la radio. Tampoco concretaban nada acerca de su ubicación. Sin embargo, ya fuera el pasado fin de semana o hoy a la mañana, servidor confiesa que la noticia le ha extrañado bien poco, pues la existencia de enormes balsas de gas en el subsuelo de la Llanada y alrededores es conocida de antiguo, en concreto desde que en lo años setenta del pasado siglo se realizaron sondeos en varios puntos de los montes que rodean la Llanada.

La historia me resulta familiar porque uno de esos sondeos que se realizaron infructuosamente en los setenta fue hecho no muy lejos de Berroztegieta, el pueblo donde viven mis padres a cinco kilómetros más o menos de Vitoria. Se trata de un paraje que conozco de cuando subía o paseaba los sábados a la mañana por las inmediaciones del monte Zaldiaran. Los restos de la plataforma petrolífera en cuestión se encuentran descendiendo desde la ladera norte del Zaldiaran (en el vecino monte de Errosteta también hay restos de otro sondeo) hacia los caseríos de Eskibel, caminando en paralelo al arroyo homónimo, más o menos entre el alto de Ogabe, el de Larraitz o Isaspurumendi, en Berroztegieta, y el alto de San Kilitz, el de Las Quemadas y el término de Iñarrazabal ya en el concejo de Eskibel. Se trata de un descampado en el que hay una plataforma donde todavía, recuerdo, quedan los restos de la torre de prospección de entonces. Toda una aparición para el montañero o simple excursionista que de repente, en medio de un paisaje agreste de montaña, se encuentra con unos restos en apariencia tan fuera de lugar. Cómo no fantasear entonces, desde un lugar tan apartado y elevado, con vete a saber qué planes ocultos de alguna perversa compañía petrolífera, por no decir con algún particular del pueblo que se lo tuviera bien callado, que estuviera sacando petróleo a espaldas de todo el mundo. En cualquier caso, recuerdo aquel paraje siempre envuelto en un gran misterio; no sabías si estaba abandonado de verdad, si todavía lo explotaba algún chalado con el objeto de hacerse supermillonario para luego adueñarse del mundo a lo Goldfinger de James Bond, si era utilizado como un gran zulo por todos sabemos quién, o de si se trataba en realidad de una pista de aterrizaje de naves de otras galaxias -años más tarde Ibarretxe hizo resucitar esta teoría de los extraterrestres llegados sin saber de dónde, cómo, por qué...-.

En cualquier caso, una nota anacrónica en plena montaña que sólo ahora, tras la revelación de este fin de semana, empieza a tener algún sentido tras años de estar preguntándome; ¿qué hostias hace Iker Jiménez, siendo él de Vitoria, que no ha tratado todavía el caso en ninguno de sus programas??????

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