domingo, 30 de octubre de 2011

CONTRICIÓN


Yo tampoco lo sé. De hecho, apenas me acuerdo de las que comimos anoche en el Erkiaga, de si fueron en revuelto con foi, en la ensalada si la hubo, con las carrilleras, si al final sirvieron las cantarelus o qué hostias. Sólo me acuerdo que después de las tres botellas de cosechero vino el patxarán, que cayó un mini-irlandés y más patxarán, que los gintonic empezaron a girar alrededor de la órbita de mi cabeza, que hoy no sabía donde la tenía, que cuando la he encontrado me he visto en el espejo la jeta llena de petaquias, eso y que creía que había soñado con el Yeti, pero, fue que anoche se me cruzó mi padre medio en bolas cuando me iba a la cama y claro, como el hombre ya tiene todo cano... Pues eso, que no sé por qué cojones tuvimos que pimplar tanto con lo bien que nos lo estábamos pasando así entre amigos a base de tomarnos el pelo y soltar las chorradas de costumbre, que si ya sabemos todos que no tengo control a ver por qué en lo único que no me controla mi señora es en la ingesta de alcohol, que, ay, ay, me temo que hasta estuvimos bailando o algo parecido, que estoy hecho unos zorros, asi que como para ir hoy también de comilona a cierto pueblico de aquí al lado por mucha ilusión que me haga ver a algunos, que me llevan a ver a Tintín a la tarde, que juro controlarme de hoy en adelante, que prometo hacer una vida todavía más sana, moderación con la priva y nada de setas que me dan un muy mal defecar, ni siquiera alucinógenas.

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