jueves, 6 de octubre de 2011

¡DANZAD, DANZAD MALDITOS!


Encuentro de entre las fotos del móvil que me descarga mi señora en el ordenador, ésta que tomé hace ya meses en la calle San Antonio de Vitoria. El cartel ofrece cursillos de las famosas danzas derviches que celebran las cofradías sufís de Irán y Turquía. Dicho de un modo tan reduccionista como simplón, estas danzas consisten en girar sobre uno mismo acompañado de música y poesía como medio de tracción durante el viaje místico que el derviche emprende hacia Dios. La ceremonia intenta reflejar la naturaleza giratoria de todo lo que se encuentra en la naturaleza, desde las galaxias a los átomos. Mediante la Sema el sufí llega al conocimiento de la Verdad, lucha contra su ego y abraza la perfección. Cuando regresa de su viaje espiritual, lo hace como alguien que aspira a servir con amor y entrega a toda la creación.

Hasta aquí la wiki y también algo de memoria, qué coño. Lo curioso del cartel es que ofreciera a cualquier lego como un servidor iniciarse en unas danzas que servidor creía reservadas en exclusiva ya no sólo para los miembros de tales confradías, sino también, todo lo más, para los creyentes en Mahoma y su librico, Alcorán.

Pero está visto que en esta época de globalización, demasiadas veces sinónimo de vulgarización a escala planetaria, cualquier cosa es susceptible de conventirse en mercancia, poco importa que se trate de los arcanos de una secta o por el estilo, hoy se vende hasta lo más sagrado. Así te ofrecen clases de danzas derviches para que inviertas tu tiempo en ellas, hagas algo de provecho que decían nuestros padres, como quien hace un cursillo de ganchillo o intenta seguirle el paso a una caribeña en un local al uso. Yo quiero pensar, más bien buscarle el lado práctico al asunto si lo tuviera, que acaso también como terapia para estos tiempos de crisis. Tú giras y giras y a ver si te da la cabeza para pensar en la cartilla de paro o en los impagos de tu negocio. Así que desde ese punto de vista nada que objetar, bailad, bailad malditos, que si en el viaje no conseguis dar con Dios, Alá o con quién sea, por lo menos os olvidáis un rato de vuestra mísera y cruda existencia terrenal.

Ahora bien, puestos ya a secularizarlo todo, para qué acudir a lo de fuera cuando también podemos disfrutar de las múltipes y maravillosas opciones que nos ofrece nuestra cultura católica, apostólica, romana y pederasta. Pues eso, que queremos olvidarnos por un rato de nuestros problemas diarios, de la crisis, la política o la parienta, pues qué otra cosa nos lleva ofreciendo la religión desde la noche de los tiempos sino la oportunidad de alienarnos a conciencia practicando sus ritos. No hace falta ser un devoto creyente, ni siquiera amante acérrimo de las costumbres y tradiciones de tu terruño, apúntante a una cofradía cualquiera de Semana Santa para sacar el paso de turno en procesión, ponte el capirote y vete desfilando por las calles de tu pueblo mientras te flagelas a conciencia la espalda hasta cubrirla de sangre como los Picados de San Vicente de La Sonsierra, apúntante al Roció para comportarte como un cabestro sin que nadie te recrimine nada, sube de rodillas hasta la basílica de Covadonga o sumérgete en el mar con la imagen de la Virgen al hombro como hacen en tantas y tantas villas marineras. Y si todavía no consigues abstraerte por unas horas de la realidad circundante, que no se te va de la cabeza ese vencimiento de plazo para que el banco te embargue el piso o no sabes si comerte ya directamente los huevos o pegarle fuego a la fábrica antes de que se la lleven a Marruecos para que sus dueños aumenten todavía más su margen de beneficio a cuenta de los sueldos tercemundistas de los lugareños, pues entonces igual es que tienes que meterte a peregrino, realizar el Camino de Santiago, qué menos que desde Roncesvalles, y a ser posible descalzo.

Claro que para danzas la de la Duquesa ayer durante su boda. Qué bien baila la señora, qué agilidad a sus ochenta y muchos, si es que no hay nada como la nobleza de titulo, bolsillo y carácter, esa que siempre es por principio antiaborto, antidivorcio y anti todo lo que sea sacarse las cadenas de encima que en su tiempo nos echaron los suyos. Qué gente más piadosa ésta a la que luego no se le caen los anillos cuando hay que mandar a la calle a los jornaleros de sus latifundios, sacarle subvenciones al Estado para mantener sus palacios o aburrirnos lo indecible con sus historias de entrepierna. Cómo no mostrarse más intrasigente y displicente que nadie cuando eres una grande de España, estás forrada y para ti lo único que entenderías como una crisis sería un bandada de sansculots que te conducen a la guillotina, y quien dice aquellos desarrapados del XIX dice hoy a la chusma roja y separatista del 36 en su versión actualizada, los indignados del 15M, todos los contestatarios e idealistas del mundo por principio, vamos, los que no estaban invitados a la boda de esa España de pandereta que ayer celebraba por todo lo alto la demencia senil de su duquesa, ¡guapa, guapa, olé, olé, olé!

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