martes, 4 de octubre de 2011

TIRANDO DEL CARRITO


Regreso de mi hora de pateo diario tirando del carrito del nene sin hacer un solo alto en el camino. Regreso con la lengua fuera, el sobaco chorreando gotas de sudor y un cabreo de mil pares de cojones porque se ha vuelto a joder uno de los auriculares que uso para escuchar la radio mientras ando. Claro que para lo que hay que oír a veces. Uno se pone el gabinete de Julia en la Onda con la esperanza de que el tema del día sea ligero, simpático, y los invitados que lo discuten ingeniosos y divertidos. Hoy tocaba aprovechar la noticia de la concesión del premio Euskadi de Literatura a Joseba Sarrionaindia por su obra Moroak gara behelaino artean?, uno de los escritores más reputados y premiados en lengua vasca al que el gran público del paisito conoce sobre todo por la sonada fuga que protagonizó de la cárcel de Martutene en el interior de los bafles del equipo de música del malogrado Imanol, fuga que celebró y popularizó en gran parte el grupo de rock radical Kortatu con su canción Sarri, Sarri, esa que en los años ochenta bailaba hasta el lehendakari López tal y como él mismo ha contado.

Del premio y sus peculiares circunstancias ya he hablado en la entrada de abajo, de la obra premiada hice en su tiempo una reseña que la editorial del libro colgó en su página web en un gesto que agradezco sobre todo por lo que tiene de honradez intelectual, ya que no se puede decir que, a diferencia de la unamidad laudatoria que caracterizaba a la mayor parte del resto de criticas aparecidas hasta el momento, la mía fuera especialmente encomiosa, sobre todo en lo que se refiere a la última parte del libro por todo lo que tiene ésta de elucubraciones para consumo exclusivo de camaradas de causa o simpatizantes de la misma.

Ahora bien, y tal y como acostumbra a ocurrir cada vez que alguien de los que forman la llamada opinión pública española -y si toca la francesa no te digo nada, ahí puedo expulsar ya directamente sapos y culebras, como que ahora ha salido un funcionario de Bayona prohibiendo a los padres registrar los nombres de sus críos con"ñ", prohibiendo los Beñat, Añeta, Iñaki...,que dice que esa letra no existe en francés, única lengua legal en la tierra de la liberté, egualité y fraternité, en fin...- cuando se trata de hablar de temas relacionados con la cultura vasca o la lengua, esa que la mayoría de nuestros conciudadanos españoles vienen a considerar poco más que una tara genética que adolece a unos pocos aldeanos y ya de paso también a los según ellos fanáticos que se empeñan en aprenderla, cultivarla y preservarla en contra de lo que ellos creen que sería el sentido común, es decir, abandonarla en beneficio del castellano o el francés en exclusiva, los comentarios de los tertulianos correspondían a lo que ya es denominador común en estos casos, esto es, hablar única y exclusivamente de oídas, cuando no de hablar por aproximación o ya directamente especulando a partir de la pura nada acerca de lo que ni se sabe ni se puede saber, pues apenas hay un par de obras suyas traducidas muy voluntariosamente al castellano, y sí otras al catalán y al alemán. De modo que lo que me he encontrado en la radio han sido, para no variar, a unos señores que se aferraban como lobos al hecho, puramente casual para un creador que recibe un premio semejante, de que éste hubiera sido militante de ETA y se encontrara prófugo de la justicia desde hace ya décadas, cuestión que ya he dicho abajo que tendrá que resolver tarde o temprano con quién le competa, y como él cientos y cientos de presos y refugiados que con el final de ETA, y por muchas ganas de venganza que tengan algunos, no pueden permanecer en el limbo social, no al menos a riesgo de que la anomalía permanente en la que viven miles de familias de un lado y otro se eternice haciendo imposible el menor atisbo de reconciliación, puede incluso que la posibilidad de la entonación de un mea culpa particular o colectivo.

Con todo, el tema ya me aburre sobremanera. La verdad es que, en contra de lo que pueda parecer, porque apenas lo eludo por una cuestión de mero compromiso, cada vez me aburre más todo lo relacionado con el paisito y sus pormenores socio-políticos. Otra cosa es que éste siga mi filón literario por una simple cuestión de cercanía y sentido práctico; escribe no tanto de lo que conoces como de lo que padeces.

Menos mal que ya luego cuando te quitas los auriculares, algo completamente necesario cuando salgo de casa para iniciar mi caminata por la Avenida General Elorza hacia El Cristo, porque el ruido de los coches en esta ciudad de circunvalaciones más o menos encubiertas es ensordecedor, me olvido de todo y apenas tengo la cabeza para otra cosa que no sea para descojonarme de las caras que pone el pequeño cuando los jubilados se vuelven para hacerle carantoñas o va él y regaña a otros niños con el dedo y sus sonoros ¡no, no, quita, quita!

Y así cuesta arriba y abajo por la ciudad del ruido de motores las veinticuatro horas y las cuestas de lo antiguo. Llego a casa gozosamente reventado, me tomo una ducha reparadora, me desplomo en el sillón junto a la ventana, abro este ordenata y trasiego plácidamente la última de las birras alemanas que mi señora me trajo el sábado de Cortes Inglés en uno de esos gestos suyos tan de agradecer y que supongo que se deben a que de alguna manera tiene que procurar mantener contento al hombre de su vida o algo así, no ha tenido poca suerte la tía ni nada, ¿o era al revés?

En fin, mejor escribir de lo cotidiano, de lo propio, que ir sermoneando por ahí, ya es la enésima vez que leo o oígo algo que podríamos denominar metaliteratura bloguera. Puede que así sea, luego ya habrá que preguntarse a quién coño le pueden interesar las menudencias existenciales de uno o ya directamente sus pijadas.

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