miércoles, 26 de octubre de 2011

DE MALA MAÑAÑA


Hay días que te gustaría vivir en el salvaje Oeste para poder tirar de revolver Colt, siquiera sólo en la Sicilia de Sciascia para hacerlo de lupara. Hoy a la mañana era uno de esos. No sólo servidor no ha pegado ojo en toda la noche por culpa del nene llorón y protestón de todas las noches, con su correspondiente recogida de vómito incluida, sino que encima a eso de las siete de la mañana, ya despierto pero intentando reunir ánimos para levantarme, de repente que oígo la matraca chill out, rave, trance, hot dance, vamos, puta mierda, esa que escucha ahora la muchachada a todas horas y en todas partes, directamente desde la calle, en concreto al lado del semáforo de la esquina.

Sí señor, a todo volumen, que el figura del buga iba al curro todo ciclado ahí, que pín, que pán, que pún, y claro, qué mejor manera de entrar ya despejado que convertir todo el centro de Oviedo en un after. Me cago en la madre que parió al portento ese, vivo en el tercer piso y creía que se había encendido la radio sola en la cocina. Y que no hubiera un puto pitufo de esos que cuando llevas el crío al coche están ahí para desordenar el tráfico.

Luego encima le pregunto en la cama a mi señora si podía dar crédito a sus oídos, y ella, sin molestarse incluso en darse la vuelta para mirarme a la cara, que no, que no podía darlo, que a ver quién le iba a decir a ella que acabaría durmiendo con un cretino. Para mí que no ha entendido nada...

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