sábado, 29 de octubre de 2011
CRIMEN EN BERROZTEGIETA
La pequeña localidad de Berrosteguieta, situada a pocos kilómetros al sur de Vitoria, se vio sobresaltada en la tarde noche de ayer, cuando la Policía autonómica encontró el cadáver de una persona que estaba degollada fuera de un vehículo estacionado en una curva de la carretera A-3102, que une la capital alavesa con el Alto de Zaldiaran.
Según informó el Departamento vasco de Interior, la alerta se desató hacia las 20.50 horas, cuando varios conductores que circulaban por la zona avisaron a la Ertzaintza y la Policía Local de Vitoria de que se había producido un posible atropello al observar que una persona se encontraba tirada en el suelo cerca de un coche Renault Megane.
Fuentes policiales confirmaron a EL CORREO que el hombre había sido degollado y se encontraba a cierta distancia del vehículo, donde había numerosas pastillas de droga. El coche, añadieron los mismos medios, estaba a nombre de un súbdito colombiano.
Todas estas circunstancias han llevado a la Policía a contemplar la posibilidad de que se trate de un ajuste de cuentas por motivo de drogas.
Sábado por la mañana, bajamos a dar una vuelta por Vitoria, por lo viejo que hay menos gente y sigue siendo mi territorio nostálgico y hasta literario, a tomar un pote en la Plaza Nueva, pintxo de boletus sobre salsa de caldo de carne en el Baztertxo, otro como siempre en el Tximiso; la camarera de un simpático que asusta, vacilándome y toda la hostia, T dice que hasta flirteaba, para mí que había descubierto una manera más rápida y práctica de limpiar los vasos... Una mañana increiblemente soleada, el otoño que no llega o que se da de baja el fin de semana, casi hay que ir en mangas de camisa, un asco. Compro la prensa, hojeo el periódico local y me encuentro con la noticia de la aparición de un cadáver degollado justo aquí al lado desde donde escribo esto, por donde acabábamos de pasar apenas hacía un par de horas. Yo, que recuerde, no he sido, por si acaso me adelanto a posibles comentarios sarcásticos. Si habría que darle matarile a alguien no iba a ser precisamente un colombiano que ni conozco, ni me ha hecho nada. Eso sí, como ahora le doy a la novela negra, que espero que aparezca pronto mi novelica MUERTE ENTRE LAS VIÑAS si la crisis no se lleva también por delante este proyecto, mi imaginación que se dispara.
Un cadáver degollado en el ribazo de la carretera que va de Vitoria al alto de Zaldiaran, a la altura de Berroztegieta donde paso cada dos por tres, una historia de ajustes de cuentas con sicarios colombianos de por medio, la plácida existencia ensimismada de una pequeña aldea alavesa a los pies de los Montes de Vitoria alterada de golpe por la irrupción de un elemento alógeno, vamos, de fuera. Aquí hay novela, aunque me lleve a Melledín pasando por Villagarcia de Arousa y ciertos tugurios de la capital donde se baila mucha salsa, bayenato en especial, y corre el ron que da gusto, acaso también de vez en cuando algún amago de balasera. Eso y mi cabeza de juntaletras que ya está echando mano de memoria para rescatar datos e historias que relacionaré a mi antojo, afín de tejer una historia que debe ser de todo menos aburrida, poco importa que ya luego la realidad, en concreto la instrucción del caso o de los casos, lo desmonte todo. La realidad siempre es asquerosamente prosaica, lo importante será el resultado de mezclar el asesinato de un colombiano y el consumo y trapicheo de cocaína que se dio hace apenas unos años entre políticos de tercera regional o de más abajo, una cosa que pasando por Bilbao acababa en un alcalde y su concejal-camello, el del pueblo natal de mi padre, con la Ertzaintza conduciéndolos esposados y todo al juzgado de Vitoria, qué bonito, entrañable, ver entrar de esta guisa a los juzgados a gente tan de orden y tradición, y cuyo juicio, también qué sorpresa, acabó como acabó; siquiera en lo que atañe al alcalde de nuevo en su poltrona. Pobrecico, él que iba para diputado foral del agro y todo, y eso tras emprenderla también con la especulación inmobiliaria, vamos, con apostar a lo grande por el mundo del crimen, que ya puestos en mafias hasta Sicilia se nos queda pequeña. Ya digo, temas más candentes imposible. No paro, no paro, ahora mismo salgo a buscar pistas, la Christie no hubiera tardado tanto.
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